sábado, 26 de marzo de 2011

Energía y economía


Queridos lectores,

Durante los dos últimos posts hemos discutido intensamente sobre diversas cuestiones técnicas relacionadas con la seguridad de la energía nuclear abordada de manera integral, y no sólo mirando el proceso que tiene lugar en las plantas nucleares. Bien, ése era el plan, aunque con la irrupción de Domenek la mayoría de la discusión se ha orientado hacia la viabilidad de la energía nuclear como una energía no sólo de futuro, sino como la energía del futuro. Domenek nos ha hablado prolijamente sobre diferentes opciones tecnológicas que permitirían un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles de uranio, la eliminación de los peligrosos residuos radiactivos y, en suma, la consecución de una energía limpia, segura y virtualmente eterna. Pero la realidad no indica nada de eso: como le indiqué hace un par de semanas al Sr. Tahull en la radio, ni la propia Agencia Internacional de la Energía contempla que en la UE se amplíe su potencia nuclear durante los próximos 25 años - ver página 230 del último World Energy Outlook. Dada la tamaña contradicción entre las promesas realizables por la técnica y la realidad de lo que se está desarrollando a medida que la crisis energética se establece con toda su extensión, Domenek llega a una conclusión popular hoy en día: que todo es culpa de nuestros corruptos e ineptos dirigentes, que no son capaces de incentivar los cambios necesarios. Pero aunque nuestros líderes políticos ciertamente no son inocentes (entre otras cosas porque saben pero callan), el problema es en realidad más complejo y lo que nos resulta difícil de asimilar es que esas "soluciones" (resulta dudoso que algo que fomenta el BAU sea una solución) no son en realidad viables, no ya desde el punto de vista técnico - quizá sí o quizá no-, sino desde el económico.



Una de las primeras cosas que conviene dejar claras es que la energía es, en nuestra sociedad, precursora de la actividad  económica. Además de servir para mover nuestros camiones y máquinas, ella permite que la gente pueda desplazarse grandes distancias o disfrutar de avanzados dispositivos electrónicos que, aunque para quien los usa tenga fines recreativos, son en realidad la industria y beneficio de otros. Consumimos grandes cantidades de energía, y aunque ciertamente la derrochamos, ella es un prerequisito para haber alcanzado los niveles de desarrollo y explotación económica que tenemos hoy en día. Tanto es así que con hábitos de vida más sobrios podemos reducir un cierto pequeño porcentaje nuestro consumo final de energía, pero si lo intentamos reducir más aún nos encontraremos que acabamos afectando a la actividad económica, ya que al final estamos reduciendo el consumo de bienes y servicios accesorios (por ejemplo, un fin de semana en París, un microondas más grande, etc) perjudicando la cuenta de resultados de las empresas correspondientes.


En su trabajo seminal, "Causas y consecuencias del shock petrolífero de 2007-2008", el profesor de economía de la Universidad de California San Diego James Hamilton llega a la conclusión de que el coste de la factura petrolífera, y por ende el de la energética, tiene un límite máximo que, si se supera, causa recesión económica. La idea es simple: los precios de la energía repercuten en cascada en toda la actividad productiva. Es decir, el coste de la energía de las tuercas aumenta el coste de la máquina, lo cual repercute en el coste de los productos, en el margen del intermediario y el comercial que la vende, y en ultima instancia en todas las actividades que se hagan con esa máquina en cuestión. Encima, en cada eslabón del proceso vuelve a entrar energía para el montaje, mantenimiento, reparación, transporte, distribución, etc. Por eso, cada dólar que sube el petróleo se multiplica en decenas de dólares de encarecimiento dentro de cada línea productiva y de servicios del sistema económico. Al final, hay un valor máximo a partir del cual el encarecimiento es tal que los productos se venden lo suficientemente menos como para que considerados los márgenes comerciales y demás algunas actividades económicas dejen de ser rentables. Cuando el volumen de tales actividades afectadas es suficientemente grande, entonces se desencadena una espiral de destrucción económica brusca (porque unos negocios dependen de otros), en vez de una transición suave: se desencadena, pues, una recesión. James Hamilton estima que para los EE.UU. el límite máximo para que se desencadene una recesión es cuando la factura petrolífera supera el 5% del PIB o el 10% de la factura energética total. En el caso de España, ese límite podría ser inferior dada la menor eficiencia energética en los procesos industriales del país, aunque quizá es superior debido al uso de coches más eficientes. En todo caso es aleccionador hacer el cálculo de cuánto puede valer como mucho el barril de petróleo para que se desencadene la recesión. Para el caso de los EE.UU. Hamilton nos hace el cálculo y el resultado es preocupante: 80$/barril. Eso quiere decir que si los precios actuales del petróleo duran lo suficiente los EE.UU. entrarán forzosamente en una nueva ola recesiva; de hecho, probablemente, ésta es ya inevitable. Se puede repetir el cálculo para el caso de España, aunque esto sea sólo marginalmente interesante (si EE.UU. entra en recesión nos arrastrará a todos, dada la interconexión de las economías occidentales). Veamos cuál ha sido la evolución del consumo de petróleo de España durante los últimos años.




La gráfica proviene del Oil Watch Monthly que publica ASPO-Netherlands cada mes (se puede acceder al OWM aquí), y está construida con datos del JODI. Sólo llega hasta Diciembre de 2009, y muestra una marcada tendencia al descenso del consumo (como ya se discutió aquí). El propio OWM nos dice que los consumos medios en 2007, 2008 y 2009 fueron, respectivamente,  de 1,59 millones de barriles diarios (Mb/d), 1,54 Mb/d y 1,44 Mb/d. A falta de los datos precisos de 2010 podemos estimar que en 2010 el consumo medio de petróleo en España fue de unos 1,4 Mb/d. Con el precio actual de 115$ por barril tenemos que eso equivale a unos 58,7 millardos de dólares, que a un tipo de cambio dólar/euro de 1,40 $/€ resulta ser unos 42 millardos de euros. Tomando que el PIB de España es aproximadamente de 1 billón de euros nos encontramos con que la factura actual del petróleo representa el 4,2% de nuestro PIB. El valor de ruptura, en el caso de España, sería de unos 137$ por barril, siempre y cuando la cotización euro/dólar no cambie.


Los problemas de la economía acaban repercutiendo también sobre la capacidad de generar energía, como ya hemos comentado algunas veces aquí. Comenzando por el petróleo, es un hecho aceptado hoy en día que el precio del petróleo no puede ser ni excesivamente alto ni excesivamente bajo. Si es demasiado bajo no hay suficientes incentivos para el desarrollo de fuentes como las arenas asfálticas del Canadá que son más caras de producir; si es demasiado alto, la demanda se contrae y la crisis económica se desencandena, como hemos comentado. Hace poco más de un año se aceptaba que el precio mínimo era de unos 60$ por barril, momento a partir del cual las arenas asfálticas comienzan a dar beneficios; también se aceptaba públicamente por parte de representantes de la OPEP que 80$ era el límite superior, en consonancia con el cálculo de James Hamilton. Por tanto había que mantener los precios en ese lugar adecuado. El problema es que la ventana de precios óptima se ha ido moviendo con el tiempo, y ya últimamente se habla de 80 a 100$, en lo que parece un intento de no reconocer que en realidad se ha cerrado y que no hay precio conveniente. Lo grave del asunto es que la volatilidad de precios subsiguiente, con las previsibles grandes subidas y bajadas a lo largo de los años, conlleva que la inversión en exploración y desarrollo petrolífero sea demasiado arriesgada y que por tanto los inversores huyan de ella; esto, a su vez, disminuirá nuestro suministro futuro, agravando los problemas. Las repercusiones de la inestabilidad en el petróleo acaba afectando a todas las materias primas, por la necesidad de usar grandes cantidades de petróleo para su extracción y procesamiento. Esto provocará que ellas también sean algo inestables y que pueda haber, en los casos de las materias más afectadas, problemas de desinversión actual y de escasez agravada futura por culpa de este efecto. Este problema es particularmente acusado en el caso del carbón y del uranio. En suma, nuestra manera de explotar los recursos energéticos en un sistema de libre mercado hace que en el momento que comienza la escasez de petróleo ésta y la de las otras materias sea agravada por una retroalimentación positiva muy destructiva; otro efecto no lineal a añadir al abrupto descenso del lado derecho de la curva de Hubbert.


Las interacciones entre el sistema económico y el energético no sólo están minando nuestra capacidad de mantener nuestras energías del pasado; también están frenando el despliegue de las energías del futuro. El caso más ejemplar de este efecto es el problema de la generación eléctrica renovable y su choque con la energía nuclear. Recientemente participé en un debate radiofónico sobre el futuro de la energía nuclear (se puede ver un resumen filmado aquí. Nota: Aunque no lo parezca, no fui agredido allí). Quedó clara que la posición de algunos de los que defienden las energías renovables choca frontalmente contra la de algunos partidarios de la energía nuclear. A mi personalmente esa discusión me parece un tanto estéril, aunque es fácil de entender su contexto particularizando para el caso de España. En España, gracias en buena medida a los parques eólicos la potencia instalada ha crecido mucho más rápidamente que el consumo de electricidad, lo cual se ha acentuado con el descenso de consumo registrado a causa de la crisis durante 2009 y la estabilización durante 2010. El caso es que hoy en día las centrales térmicas permanecen muchas horas al año ociosas porque ya no se necesita su potencia instalada, y eso resulta nocivo para los intereses económicos de las compañías eléctricas a las cuales pertenecen. Estas empresas, que en muchos casos suelen ser también las accionistas de las centrales nucleares, identifican correctamente que el exceso de energía renovable está perjudicando su negocio y cargan contra ellas enfatizando sus defectos, principalmente su carácter intermitente e imprevisible. Como reacción, los promotores de las energías renovables (que es un sector más atomizado) cargan contra la otra parte, y principalmente contra la energía nuclear debido a sus riesgos. En medio de este debate, nadie se fija en dos hechos fundamentales. El primero es que la electricidad supone, según se contabilice, entre un quinto y un sexto de la energía total consumida en España. El segundo es que el consumo eléctrico no está aumentando, porque la electricidad es un tipo de energía especializada pero que no vale para todos los usos industriales y domésticos; eso hace que la electricidad no pueda ayudar a resolver la crisis energética. Por tanto la inversión en este sector crítico se sitúa ahora al ralentí, con lo que los problemas futuros serán más graves, al igual que pasa con la exploración y desarrollo de nuevos campos de petróleo que discutíamos antes.

En realidad, el problema de fondo es que el coche eléctrico no ha llegado; si lo hubiera hecho, la demanda total de energía eléctrica crecería y nucleares y renovables estarían contentos, sin tener que competir por un mismo trozo del pastel. La cosa va más allá de la entelequia del coche eléctrico (sobradamente discutida en este blog): la electricidad no nos permite tener camiones, excavadoras y maquinaria pesada en general, por falta de densidad energética y potencia de las baterías eléctricas; además, es poco apropiada para su uso en hornos y fundiciones industriales, porque implica gran consumo y precios muchísimo más caros que las opciones actuales. En definitiva, con electricidad sólo nos costará mucho mantener una producción industrial competitiva, y de nuevo nos encontramos con un problema de incompatibilidad entre nuestro sistema económico y la propuesta energética. A medida que la crisis económica subsiguiente a la energética vaya destruyendo nuestra base industrial, nos costará más construir y mantener nuevos sistemas de captación de energía que además nos proporcionan un tipo, el eléctrico, que no se adapta bien a nuestras necesidades. Ello se retroalimenta con consecuencias funestas. En el caso particular de la energía nuclear por el que aboga Domenek, se trata de una tecnología de gran escala, con gran necesidad de conocimiento especializado y grandes instalaciones industriales tanto para sus suministros como para su consumo, y requiere también de una gran instalación (la red eléctrica) de compleja gestión para su distribución. Pero el deterioro de la capacidad financiera y la desaparición de las industrias de base hará cada vez más difícil su mantenimiento. Por supuesto la situación es similar para los parques eólicos o solares.


¿Cuál es la solución a estos problemas? Yo no la tengo, pero lo que sé seguro es lo que no lleva a nada bueno es continuar porfiando si son galgos o son podencos.

Salu2,
AMT

lunes, 21 de marzo de 2011

Correspondencia con los lectores: los riesgos de la energía nuclear


Queridos lectores,

Un amable lector, el cual estudió ingeniería nuclear, me ha hecho llegar una serie de reflexiones y críticas sobre el último post. Dado lo interesante de los argumentos que expone y el interés general de los mismos, que son coincidentes con muchos de los que suelen emplear los partidarios de la energía nuclear cuando evoco la lista de riesgos de la energía nuclear que era el contenido principal del post anterior, he creído que valía la pena escribir un post de correspondencia a los lectores, de cara a avanzar en este debate antes de que el actual creciente estado de agitación bélica y prebélica del mundo engulla la posibilidad de acabarlo. He aquí la carta del lector


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Me ha parecido muy interesante todo lo comentado, y muy a tener en cuenta dado lo que está sucediendo ahora y que trae la energía nuclear a primer plano de la atención pública, básicamente por dos motivos:

1) Accidente de FUKUSHIMA, que nos hace pensar en el tema de la SEGURIDAD y en hasta qué punto la energía nuclear tiene un ratio beneficios/riesgos aceptable.

2) SÍNTOMAS, como dice Antonio en un hilo de uno de sus posts, en el blog, de que LA CIVILIZACIÓN INDUSTRIAL PUEDE ESTAR AMENAZANDO DESMORONARSE ... Pienso que la energía nuclear es, con la tecnología conocida, la única vía que tenemos para escapar de este peligrosísimo cuello de botella -no el único, por cierto- que para nuestra civilización supone el progresivo agotamiento de las reservas de petróleo (primero) y otros combustibles fósiles después. Y esto sin entrar a tocar el tema del calentamiento global.

En cualquier caso y en relación al post último de Antonio sobre la Energía Nuclear y sus riesgos, comentaría lo siguiente (obviamente susceptible de duda, discusión, mejora, puntualización, corrección o lo que proceda):

En lo que hay tras este párrafo, a cada bloque de 3 asteriscos (***) le sigue un extracto del Blog de Antonio después, tras cada flechita (->) y en mayúsculas, mis comentarios. Sé que en internet las mayúsculas equivalen a gritar, pero las he usado aquí por motivos de CLARIDAD, para que se viera bien QUÉ ES DEL POST original y las consideraciones que pienso pudieran COMPLEMENTAR esas ideas o dar contexto extra.

:o

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*** MINERÍA: Las actividades extractivas del uranio natural tienen un gran impacto ambiental. La mayoría de los depósitos minerales de uranio en el mundo tienen una concentración muy baja, ya que la distribución de la riqueza de mena (porcentaje de mineral aprovechable en relación a la roca donde se encuentra) sigue una distribución log-normal, con lo que la mayoría de las reservas de uranio tienen baja concentración (se estima que el límite de concentración para que se rentable energéticamente extraer el uranio está en el 0,02% para las rocas duras y el 0,01% para las blandas;

-> QUE YO SEPA, Y SEGÚN GEÓLOGOS IMPORTANTES, SI NOS CONFORMAMOS CON GANGA URANÍFERA 10 VECES MENOS RICA, SE MULTIPLICAN LAS RESERVAS DISPONIBLES POR 300, Y ESO ASÍ ESCALA TRAS ESCALA. EN LAS ROCAS HAY URANIO PARA RATO ANTES DE LLEGAR A UN 'PRECIPICIO' ENERGÉTICO.

Y EN EL AGUA DE MAR HAY MÁS URANIO DEL QUE PODREMOS CONSUMIR JAMÁS. ES EXTRAÍBLE, INCLUSO AHORA, A COSTE RAZONABLE. REPITO: JAMÁS PODREMOS CONSUMIR NI SIQUIERA EL 1% DEL URANIO QUE HAY EN LOS OCÉANOS.
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*** ENRIQUECIMIENTO: Para poder aprovechar el uranio natural en una planta nuclear, hace falta aumentar la concentración relativa del isótopo de masa atómica 235 (U-235), más raro, respecto al dominante de masa atómica 238 (U-238). Para ello se somete a una serie repetida de procesados que van aumentando la proporción de U-235 desde el 0.7% que se encuentra en la naturaleza hasta el 4-5% que se usa en los reactores.

-> ENRIQUECER ES CARÍSIMO, COMPLEJO Y PELIGROSO. NO ES UN SINE QUA NON, NO OBSTANTE: CANADÁ, CON SUS ORIGINALES REACTORES CANDU, CONSIGUE USAR URANIO NATURAL.

DEBIDO A LIMITACIONES ECONÓMICAS E INDUSTRIALES, CANADÁ NO HUBIERA PODIDO DOTARSE DE INFRAESTRUCTURAS PARA ENRIQUECER, ASÍ QUE INVENTÓ ESE INGENIOSO DISEÑO, QUE ADEMÁS ES TREMENDAMENTE SEGURO: SI SE AGUJEREA EL 'CONTAINER' DE COMBUSTIBLE Y SE SALE EL AGUA PESADA, NO HAY YA MODERACIÓN Y SE PARAN LAS REACCIONES. ESO SÍ, EL AGUA PESADA QUE SE PIERDA SUPONE UNA GRAN PÉRDIDA ECONÓMICA (ES CARA), PERO ESE TIPO DE ACCIDENTE NO ES PELIGROSO.

*** CENTRAL NUCLEAR: Este es el único tema que se ha debatido durante estos días, lo que ha centrado todas las discusiones. De acuerdo con los ingenieros nucleares, los riesgos son mínimos por la baja probabilidad de eventos catastró...ficos, y cuando estos se producen es por negligencia de los que operan estas centrales.
• Impacto: Muy elevado, con daños que tardan miles de años en eliminarse y una capacidad letal inaudita.
• Probabilidad: Al decir de los defensores de esta energía, muy bajo. Si yo juzgo por mi propia vida (40 años) he vivido tres: el de Three Mile Island, el de Chernóbil y el de Fukushima, aunque el impacto del primero fue pequeño, el del segundo fue muy elevado y el del tercero aún está por determinar.

-> CHERNOBIL HABLA MÁS DE LOS SOVIÉTICOS QUE DE LA TECNOLOGÍA NUCLEAR. LO DEL REACTOR PLUTONÍGENO INESTABLE A BASE DE MEGA-BLOQUE DE GRAFITO (INCENDIABLE, COMO DE HECHO SUCEDIÓ) OPERANDO EN ZONA POBLADA PARA PRODUCIR ELECTRICIDAD, SIN VASIJA NI CONTENCIÓN Y ADEMÁS CON EXPERIMENTO TEMERARIO Y FUERA DE LUGAR ANEXO ... FUE COMO TIRARSE UNA BOMBA ATÓMICA ENCIMA APOSTA. MADE IN USSR, TODO ELLO. ES UNA DE ESAS COSAS IMPOSIBLEMENTE MALIGNAS QUE EN LA URSS SÍ QUE PODÍAN SUCEDER.

THREE MILE ISLAND FUE ALGO PERFECTAMENTE ASUMIBLE, Y AUN ASÍ IMPOSIBLE EN EL FUTURO.

FUKUSHIMA ESTÁ POR EVALUAR AÚN. LOS DISEÑOS DE REACTORES DEL FUTURO NI SIQUIERA NECESITARÁN REFRIGERACIÓN (REACTORES DE NEUTRONES RÁPIDOS, CON FUENTE POSIBLEMENTE EN UN ACELERADOR DE PARTÍCULAS EXTERNO QUE GENERARÁ LOS NEUTRONES POR ESPALACIÓN).

Y TODO ESTO SIN ENTRAR A COMENTAR CIERTOS 'DETALLES' DE LO QUE TENÍAN LOS JAPONESES EN FUKUSHIMA Y OTROS SITIOS.
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*** PROLIFERACIÓN: (...) Los dispositivos de enriquecimiento de uranio pueden ser usados para enriquecer el material hasta la concentración de U-235 propia de una bomba atómica (80%)
• Una cosa diferente es que grupos extremistas y radicales decidan usar material que puedan conseguir en el mercado negro, o incluso residuos de algún cementerio nuclear para hacer una bomba sucia, aunque sea casera.
• Impacto: Muy elevado.
• Probabilidad: Muy elevada, a mi modo de ver: estamos en un mundo que camina sin preparación hacia el Oil Crash y el descenso energético, donde las múltiples injusticias favorecerán las ansias de revancha de los desheredados de la tierra.

-> HAY CICLOS DE COMBUSTIBLE NUCLEAR RESISTENTES A LA PROLIFERACIÓN ARMAMENTÍSTICA. INCLUSO SI HUBIERA QUE USAR UN CICLO DE LOS QUE LA PERMITEN, SE PODRÍA CENTRALIZAR EL ENRIQUECIMIENTO.

PERO NO HARÁ FALTA: PARA CIERTOS CICLOS DE COMBUSTIBLE, Y ADEMÁS CERRADOS Y CON REPROCESADO, TENEMOS QUE NO HARÍA FALTA MINAR MÁS URANIO EN SIGLOS (FUNCIONARÍAMOS CON LOS STOCKS ACTUALES), Y ADEMÁS EL MATERIAL REPROCESADO NO SERÍA EMPLEABLE PARA HACER BOMBAS: NI ANTES NI DESPUÉS DEL REPROCESADO.
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*** ALMACENAMIENTO de RESIDUOS: Este punto ya fue discutido en un post anterior, "Cementerios nucleares y de los otros".
• Impacto: Muy elevado. Algunos autores aseguran que la incapacidad de gestión de los cementerios nucleares exterminará la vida de la Tierra en los próximos siglos.
• Probabilidad: 100%. Hay muchos cementerios nucleares e infinidad de residuos almacenados en las instalaciones de las centrales nucleares, y como mínimo algunos acabarán quedando expuestos, sobre todo si se tiene en cuenta que su mantenimiento requerirá energía y conocimiento especializado y ambas cosas van a escasear.

-> EL REPROCESADO ELIMINARÍA LA NECESIDAD DE ALMACENAR RESIDUOS DE LARGA VIDA, QUE SERÍAN 'INCINERADOS' (FISIÓN NEUTRÓNICA, NO COMBUSTIÓN QUÍMICA, OBVIAMENTE) A FIN DE LIBRARSE DE ELLOS Y AL MISMO TIEMPO OBTENER AÚN MÁS ENERGÍA. ESTO ES TÉCNICAMENTE POSIBLE (4rta GENERACIÓN DE REACTORES NUCLEARES), Y PRONTO, NO COMO LO DE LA FUSIÓN.
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*** DEPLECIÓN del uranio: Ya lo hemos discutido en un post anterior, "El pico del uranio". En las próximos años (25 a lo sumo, y 5 en el peor de los casos) llegaremos al cénit de extracción del uranio, y a partir de ese momento faltará uranio para las centrales, y cada vez más.
• Impacto: Elevado. ¿Qué hacemos con las centrales? Los costes de desmantelamiento son prohibitivos, y nuestra confianza en esta fuente de energía nos pone en una situación de vulnerabilidad social y económica (aunque es no es diferente respecto a nuestra dependencia del petróleo, gas y carbón).
• Probabilidad: 100%.

-> SUPONGO QUE 'DEPLECIÓN' ES UN ANGLICISMO/LATINISMO PARA "AGOTAMIENTO" (DEPLETION).

EL URANIO NO SE VA ACABAR. ABUNDA TANTO -Y NO ESTOY DE ACUERDO CON LOS CÁLCULOS DE RETORNO ENERGÉTICO PRESENTADOS FRECUENTEMENTE- QUE A EFECTOS PRÁCTICOS ES UN RECURSO 'RENOVABLE', O INCLUSO MÁS QUE RENOVABLE. ADEMÁS, ESTÁ EL TORIO, QUE ABUNDA DE 3 A 5 VECES MÁS Y SE PODRÍA USAR EN REACTORES REPRODUCTORES.

*** REPROCESAMIENTO:
...
No he discutido aquí otra actividad de riesgo, la del reprocesamiento, porque casi no tengo datos sobre ella, aunque todos los indicios apuntan a que es muy peligrosa.

-> HAY VARIOS ESQUEMAS DE REPROCESAMIENTO CONOCIDOS.

EL REPROCESAMIENTO + INCINERACIÓN DE ACTÍNIDOS EN REACTORES DE NEUTRONES RÁPIDOS ES LA CLAVE PARA UNA ENERGÍA NUCLEAR FUTURA QUE SEA SEGURA Y SOSTENIBLE, SIENDO EL MÁS PROMETEDOR SEGURAMENTE EL REPROCESADO PIROMETALÚRGICO.

LA IDEA CLAVE ES QUE EN LOS RESIDUOS PRODUCIDOS NORMALMENTE POR UNA PLANTA NUCLEAR (COFRENTES POR EJEMPLO) LA PARTE DEL LEÓN DE LA PELIGROSIDAD SE LA LLEVA ALGO QUE SUPONE SÓLO EL 1% DE LA MASA DE ESE COMBUSTIBLE USADO: SON LOS RESIDUOS DE LARGA VIDA, QUE EXIGIRÍAN ,PARA QUE SU RADIOACTIVIDAD DECAYESE A NIVELES AMBIENTALES O AL MENOS RAZONABLES, PERÍODOS DE CENTENARES DE MILES, O INCLUSO DE MILLONES DE AÑOS. EVIDENTEMENTE, TALES LAPSOS TEMPORALES NO SON COMPATIBLES CON LOGÍSTICA/GESTIÓN A ESCALA HUMANA, ES DECIR, NO SE PUEDEN ASUMIR MIENTRAS SEAMOS SIENDO LO QUE SOMOS AHORA.

ESE 1% TAN PELIGROSO DE LOS RESIDUOS ESTÁ CONSTIUIDO POR SOBRE TODO PLUTONIO (9 DÉCIMAS PARTES) Y POR OTROS ACTÍNIDOS (SOBRE TODO TRANSURÁNIDOS, i.e., ELEMENTOS CON NÚMERO ATÓMICO SUPERIOR A 92, QUE ES EL DEL URANIO), CON TRAZAS IMPORTANTES DE AMERICIO.

EL REPROCESADO PIROMETALÚRGICO CONSIGUE POR MEDIOS QUÍMICOS Y FÍSICOS (TÉCNICAS METALÚRGICAS, ELECTRÓLISIS, DECANTACIÓN, ...) SEPARAR LOS ACTÍNIDOS POR UNA PARTE, Y LOS PRODUCTOS DE FISIÓN (AUTÉNTICA "CENIZA" DE LAS REACCIONES NUCLEARES) POR OTRA PARTE.

LOS PRODUCTOS DE FISIÓN (ES DECIR, RESIDUOS INICIALES PERO CON LOS ACTÍNIDOS ELIMINADOS) TIENEN UNA RADIOACTIVIDAD QUE ES MUY INTENSA AL PRINCIPIO PERO QUE DECAE MUY RÁPIDAMENTE: TRAS UNA PERMANENCIA EN UNA PISCINA DE ENFRIAMIENTO, SE PUEDEN ALMACENAR SIN MÁS, SABIENDO QUE LO QUE MÁS LARGA VIDA TIENE AHÍ SON CIERTOS ISÓTOPOS DEL CESIO Y EL ESTRONCIO (VIDAS MEDIAS DE UN POCO MENOS DE 30 AÑOS). EN 3 SIGLOS, ESOS 'TOPS' DE RADIOACTIVIDAD EN LOS PRODUCTOS DE FISIÓN HABRÍAN DECAÍDO POR UN FACTOR DE APROX. 2^10 = (APROX.) 1000 VECES Y SERÍAN MUY POCO PELIGROSOS. Y EN 200 AÑOS MÁS (TOTALIZANDO PUES 500) YA ESTARÍAN A NIVEL DE LA RADIACIÓN DE FONDO/AMBIENTAL. ESO ES PERFECTAMENTE ASUMIBLE.

TRAS EL REPROCESADO, EN CUALQUIER CASO, TODAVÍA NOS QUEDARÍA SOBRE EL 97% DEL COMBUSTIBLE ORIGINAL (URANIO AHORA 'EMPOBRECIDO'), AL QUE LE AÑADIRÍAMOS DE NUEVO LOS ACTÍNIDOS OBTENIDOS DEL REPROCESADO, PARA VOLVER A METER TODO EN EL REACTOR ...

DE ESTA FORMA, IRÍAMOS RECIRCULANDO AL REACTOR (CICLO DE COMBUSTIBLE *CERRADO*) UNA MISMA MASA DE COMBUSTIBLE ORIGINAL, HASTA QUE SE AGOTASE.

SE APROVECHARÍA EL URANIO UNAS 80 VECES MÁS QUE AHORA (CASI 2 ÓRDENES DE MAGNITUD).

UNA COSA ... Sigo escribiendo pero en minúsculas, para que esto sea más legible y porque ya está claro que esto es "comentario" y no extracto del post del blog ...

Como iba diciendo, se aprovecharía el uranio casi 100 veces más. Lo que se dice (inexactamente en mi opinión, puesto que no se tiene en cuenta los diferentes grados de uranio disponibles en la Naturaleza, ni tampoco el uranio marino, el torio, etc.) de que hay uranio para 40-60 años habría de corregirse a "para 4000-6000 años". No necesitaríamos en realidad ni siquiera minar uranio durante siglos, pues los stocks actuales servirían para funcionar durante muchas generaciones al ritmo de consumo actual.

Es interesante ver esto también desde el otro lado: la forma actual de funcionar es un despilfarro tremendo, signo del capitalismo de 'usar y tirar' tan en boga: se toma el mineral de uranio natural, se enriquece a un coste tremendo, y luego, tras extraer apenas el 1% de la energía que contiene, se desecha el resto como "residuo". Me parece algo de una ineficiencia indecente. Los mismos EEUU funcionan así, como prueba a todas luces el repositorio de residuos que iban a excavar en Yucca Mountain y al que Obama le dio carpetazo por simples motivos electoralistas (trato bajo mano con uno de sus feudatarios).

Por cierto que España pienso que debería acumular uranio (stockaje o como se llame esto), reprocesar y cambiar a "marcha nuclear". Sin embargo, un presidente USA ya nos dijo hace 30 años y pico que no podíamos reprocesar (tecnología vinculada supuestamente a capacidades armamentísticas), y como esto es una colonia, le obedecieron.

El panorama futuro para la energía nuclear debería consistir en REACTORES DE NEUTRONES RÁPIDOS y además REPROCESADO del combustible nuclear. Con eso y desarrollando un COCHE ELÉCTRICO (a base de pilas de combustible cargadas con electricidad y/o hidrógeno obtenido en centrales nucleares), podríamos tener un mix verdaderamente ecológico y sostenible. Además, el material nuclear de *todas* las etapas del reprocesado pirometalúrgico (combustible antes de reprocesar, en etapas intermedias, al final, etc.) es absolutamente inadecuado para fabricar bombas (excepto sucias, claro), con lo que tendríamos además un ciclo resistente a la proliferación.

Soy OPTIMISTA y creo que existe un "camino nuclear" para salir de la Crisis (de la energética por lo menos, y gracias a eso también en parte de la económica).

Para que quede todo dicho y no se me acuse de arrimar el ascua a mi sardina, decir también que estudié ingeniería industrial en la universidad, especializándome al principio en Organización y Gestión Industrial (con lo que sé más o menos desde dentro cómo son los cartagineses/banqueros que nos han llevado a la situación actual), y luego estudiando también la especialidad (más acorde con mis gustos/inclinaciones) de Ingeniería Nuclear.

Quiero pues puntualizar que no es que todo lo que antecede lo esté diciendo porque en el futuro (cuando acabe el doctorado 'nuclear' en que estoy inmerso) seguramente vaya a trabajar en ese campo, sino que ENTRÉ EN ESE CAMPO porque pienso que ahí hay una MISIÓN transcendental que cumplir = salvar a la Humanidad del atolladero energético y a la postre económico al que se encamina (con amenazas de colapso civilizacional), y, a nivel más local, ayudar a que EUROPA tenga una política no condicionada por las petro-monarquías de Oriente Medio y otros poderes externos.

Gracias.

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En primer lugar, quiero agradecer a este lector, quien me ha contactado por un canal no habitual, su disposición y en particular su permiso para republicar estos comentarios, que me había hecho llegar primero de una manera semiprivada. Yo particularmente he encontrado muy interesantes e instructivas sus precisiones sobre un tema del cual, como ya he dicho, no soy un experto. Por otro lado, creo que es importante destacar que el objetivo de este lector es, esencialmente, el mismo que nos mueve a los que aquí discutimos, que es encontrar una salida a este atolladero, y por tanto su posición es digna del mayor de los respetos.

Yendo a la sustancia de sus comentarios, yo veo tres problemas esenciales difíciles de solventar, a saber: la disponibilidad de recursos naturales, la capacidad de reprocesamiento y los límites de desarrollo tecnológico.

- Disponibilidad de recursos: Antes de entrar en los detalles, una observación general. El lector se centra en los reservas de uranio (tampoco es del todo cierto: una parte de lo que evoca, como ahora veremos, son en realidad recursos), y al identificar que son grandes piensa que el problema de abastecimiento de uranio no será un problema. Éste es un error conceptual frecuente, que me recuerda mucho a las discusiones acerca del Peak Oil de los últimos diez años, hasta que el reconocimiento por parte de la Agencia Internacional de la Energía en Noviembre pasado de la llegada del Peak Oil del petróleo crudo ha zanjado en bastante medida el debate. Volviendo a insistir en ello, el punto clave no es cuánto uranio hay en el planeta Tierra (recursos), sino cuánto puede ser extraído de manera que sea rentable - económica y energéticamente (reservas) y, más importante, a que ritmo se puede extraer (producción). El grave problema del uranio, como el del petróleo, no es que haya pequeñas reservas, sino que la producción de uranio llegará a su máximo en algún momento entre 2015 y 2035, y si juzgamos por la historia extractiva de EE.UU. y Francia es más probable que la fecha final del cenit de producción se sitúe más cerca del extremo inferior que del superior. Así pues, no hay uranio para 40, 60, 4.000 o 6.000 años; uranio habrá siempre, sólo que cada vez saldrá más lentamente. Este tema ya fue discutido con cierta profundidad en un post anterior y no creo que merezca la pena insistir. Los efectos de la extracción decreciente de uranio serán similares a los del petróleo: cada vez más escasez, cada vez menos centrales operando, agostamiento y declive de la industria nuclear...
  Yendo un poco más al detalle, una regla del pulgar que he visto citada por entre otros el geólogo Kenneth Deffeyes y en The Lean Guide to Nuclear Energy es que el límite actual para que la actividad extractiva del uranio sea rentable es que la riqueza de mena sea del 0,02% para las rocas duras y del 0.01% para las blandas. Por tanto, hay un límite en lo que podemos explotar. La mejora de la tecnología permitiría extender estos límites, pero los valores actuales ya implican un gran aprovechamiento y las mejoras tienden a ser marginales. Cosa importante a añadir es que la velocidad de producción decae rápidamente con la pobreza de la mena: la lixivación de la que hablábamos en el post anterior requiere de entre 3 y 25 años para que el ácido empiece a trabajar la roca, y el flujo de uranio es muy lento.
  La posibilidad de explotar el agua del mar para extraer el uranio de manera económica y energéticamente rentable es ridícula. El agua del mar contiene 30 partes por cada mil millones (en peso) de uranio, la cual es una concentración bajísima. Algunos científicos japoneses han planteado aprovechar la corriente Kuroshio para filtrar con redes gigantescas ese uranio. En la página 27 de The Lean Guide to Nuclear Energy se da un cálculo muy generoso del balance energético de tal operación: cada tonelada de uranio natural produciría una energía neta de 120 Terajulios, pero producirla de esta manera implica el gasto de entre 195-250 Terajulios. Y eso suponiendo que desplegar una red de varios kilómetros en medio de una corriente oceánica de frontera occidental de las más intensas del planeta y en la ruta de los tifones del Pacífico sea una empresa razonablemente factible.
  Aunque el lector no lo mencione una fuente más razonable de uranio serían los fosfatos; la piedra de fosfato es una piedra blanda y la concentración de uranio en ella es en media del 0.01%, en el límite de lo que se explota hoy en día. Aparte de los problemas del proceso de extracción en sí, está la cuestión de que la demanda de los fosfatos para producir fertilizantes es ya hoy en día insuficiente; desviarlos para otro uso puede producir más inestabilidades por las revueltas del hambre y crear un nuevo efecto no-lineal que acelere nuestro descenso del lado derecho de la curva de Hubbert.


- Capacidad de reprocesamiento: A día de hoy sólo quedan un puñado de plantas de reprocesamiento en todo el mundo, las más importantes en Francia y Rusia, y Francia se está planteando dejar de hacerlo debido a la falta de interés económico, ya que es peligroso, sucio y caro. En este sentido no cabe engañarse: hace décadas que se reprocesa combustible nuclear, y en una época en la que las menas cada vez son más pobres (aún quedan las de Australia, pero poco a poco se van agotando) y con previsiones de escasez de uranio antes de 2013 (según declaraciones repetidas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y de la Agencia de la Energía Nuclear) no tendría sentido la pérdida de importancia del reprocesamiento, si no fuese porque en realidad no es económico. Esto limita algunas de las perspectivas de futuro apuntadas por el lector, particularmente en lo que hace a la disponibilidad de recursos y la resolución del problema de los residuos.

- Límites del desarrollo tecnológico: Ya hace tiempo que me encuentro una misma actitud cuando empezamos a discutir en profundidad los riesgos y viabilidad de esta opción energética. Esta actitud consiste es describir soluciones técnicas ya existentes para resolver los problemas de las centrales en curso; sin embargo, a veces tales soluciones ni son nuevas ni han pasado de la fase de prototipo, ni pueden aplicarse al parque de nucleares que ya están funcionando. Éste es el caso en particular de los reactores reproductores rápidos (fast breeders), que podrían funcionar con plutonio y hasta con torio, a los cuales alude el lector; un vistazo rápido a la lista de reactores que se engloba en esta categoría nos muestra dos cosas. La primera, que no estamos hablando de una tecnología recién llegada: hace más de 50 años que se experimenta con ella, aunque algunas informaciones periodísticas la venden como la última panacea. La segunda, que estos reactores han tenido potencias modestas y nunca han pasado de la fase de prototipo; lo que sí han tenido son muchos problemas de corrosión e inestabilidad, al estar moderados por sodio fundido. Michael Dittmar tiene un análisis sobre el tema bastante bueno publicado en The Oil Drum. En todo caso, se tendrá que convenir que no tiene demasiado sentido proponer como alternativa para salir de la crisis energética que ya tenemos encima y que no nos permitirá salir de la económica,  tecnologías que todavía están en fase de pruebas y de las que por tanto tampoco conocemos su potencial real. De hecho, de momento lo que conocemos son sus problemas, y estos no resultan demasiado alentadores.


Eso es lo esencial de lo que quería responder. Ahora pueden comenzar el debate, pero sin mi, que me voy a Roma. Recuerden que el filtro de spam sigue por desgracia haciendo de las suyas; tengan paciencia.
 
Salu2,
AMT

sábado, 19 de marzo de 2011

Los verdaderos riesgos de la energía nuclear

Fuente: The Diplomat
Queridos lectores,

Posiblemente éste sea un buen momento para recapitular qué es lo que sabemos acerca de los riesgos de la energía nuclear, ahora que los graves problemas causados por el accidente nuclear en la planta de Fukishima en Japón están a punto de pasar a un segundo plano. No porque los problemas en Japón dejen de ser graves, sino porque los tambores de guerra suenan para Libia y todo el foco de nuestra atención se ha desplazado allí - España, que importaba un vital 13,4% de su consumo de petróleo de este país y que no lo encuentra en ninguna parte, se ha apresurado a sumarse al esfuerzo militar de esta campaña. Además, los defensores de la opción energética nuclear estaban sufriendo demasiado castigo estos días para intentar justificar su posición y resulta bastante oportuno que nos olvidemos un poco de Japón y del desastre. Con el reestablecimiento, al menos parcial, de la corriente en la planta de Fukushima las bombas de refrigeración volverán a funcionar si no están muy dañadas, y en unos pocos días la situación volverá a estar "bajo control" (aunque las vasijas de algunos de los reactores estén dañadas y hayan liberado y liberarán algo de material radiactivo). El tiempo parece jugar ahora a favor de una resolución con daños limitados, y por tanto el tiempo del debate en los medios de comunicación sobre la opción nuclear habrá concluido. Sin embargo, este debate repentino tendrá una fuerte influencia en el devenir del Oil Crash: muchos países han alargado plazos para la puesta en marcha de nuevas centrales y algunas antiguas se han cerrado; además, Japón necesita urgente y desesperadamente recuperar potencia eléctrica. Todo eso implica aumentar el consumo mundial de petróleo, gas y carbón, pero, como sabemos, el petróleo llegó a su cenit en 2006, el carbón en 2011 y el gas llegará en 2025, aunque en Europa se notará a partir de 2015, si no lo aceleramos al acrecentar su consumo, y eso a pesar de la "buena nueva" del gas de esquisto, que estos días recorre Europa. Aunque el uranio tampoco está mucho mejor, con un cenit probable en 2015... Estamos en un punto de transición en lo que se refiere a nuestra viabilidad como sociedad que necesita consumir muchos recursos para continuar: nos aprestamos a embarcarnos en la primera guerra de los recursos de una nueva era, la de la escasez energética, pero las contradicciones acumuladas anteriormente y el difícil equilibrio entre los diversos factores, con revueltas del hambre inestabilizando muchos países en el mundo y sucesos catastróficos como el de Japón que acaban teniendo una repercusión global y pueden acelerar el proceso de degradación. Estamos dominados por los efectos no lineales, donde una pequeña modificación puede amplificarse enormemente, y la única seguridad que tenemos es que el descenso del lado derecho de la curva de Hubbert será más abrupto de lo que predice la teoría.

Yo soy partidario de discutir sobre los riesgos que tiene la energía nuclear desde la serenidad y el análisis frío, y que la sociedad, con todos los datos en la mano, decida si le merece la pena correr ese riesgo o no, sabiendo también qué significa renunciar a la energía nuclear. Para intentar aclarar estas cuestiones haré un esbozo de todos los riesgos que implica la energía nuclear; no soy un experto y los temas que tocaré requieren una discusión muy profunda que creo que corresponde a otros encararla con honestidad y sin centrarse en defender sus intereses cortoplacistas.


La primera cosa que hay que entender es que cuando hablamos de riesgo hay dos factores que según la teoría de juegos lo configuran. El primero es la probabilidad del evento desfavorable, y el segundo es el impacto de este evento. En las discusiones de estos días los abogados de la energía nuclear inciden mucho en el primer factor (es muy poco probable un accidente grave, las centrales nucleares están previstas para controlar todo lo que es previsible) mientras que los detractores insisten en la gravedad del impacto (un accidente muy serio significa dejar contaminada una gran extensión de terreno y convertirlo en tierra muerta en la que no se puede vivir durante milenios). La gente de la calle bascula entre dos sentimientos: por un lado el de lo poco previsible de que pase algo, y por el otro la angustia de que si ese "algo" sucede pueda ser el fin. Pero dados los beneficios que nos proporcionan las centrales (si se analiza fríamente simplemente otra fuente de energía) la opinión pública opta por la inacción y dejar el problema en manos de los expertos al cargo. Y estos expertos, cuyo sueldo depende de la continuidad de este negocio, no tienen los incentivos adecuados para ser objetivos.  

No hace falta decir que en el análisis que ahora expondré me centro en la tecnología que estamos aplicando a escala comercial hoy, la cual se basa en el uranio; sobre esos famosos reactores que funcionan con plutonio y con torio (que aunque parezca que los acabemos de descubrir hace 50 años que se experimenta con ellos) ya hablaremos quizá otro día, en otro contexto evidentemente (el de su viabilidad, como ya discutimos para el caso de la fusión nuclear). En fin, en lo que sigue, analizaré someramente las diversas fases del proceso necesario para operar la energía nuclear y daré una valoración subjetiva de los dos parámetros del problema: impacto del accidente más grave que se puede producir y probabilidad de que ese accidente se pueda producir en la escala de una vida humana.
  • Minería: Las actividades extractivas del uranio natural tienen un gran impacto ambiental. La mayoría de los depósitos minerales de uranio en el mundo tienen una concentración muy baja, ya que la distribución de la riqueza de mena (porcentaje de mineral aprovechable en relación a la roca donde se encuentra) sigue una distribución log-normal, con lo que la mayoría de las reservas de uranio tienen baja concentración (se estima que el límite de concentración para que se rentable energéticamente extraer el uranio está en el 0,02% para las rocas duras y el 0,01% para las blandas; mas detalles en The Lean Guide to Nuclear Energy). Esto implica que para extraer el uranio en la mayoría de los lugares se tiene que hacer por lixivación (leaching en inglés), técnica que consiste en hacer filtrar ácido a través de la roca para que vaya extrayendo los óxidos que se encuentra a su paso, en particular el óxido de uranio. Hay dos maneras de aplicar la lixivación al uranio: o bien se extrae la roca, se hace una pila y se aplica el ácido (lixivación de pila), o bien se filtra el ácido sobre el terreno y se recoge el fluido resultante con una tubería en la parte inferior (lixivación in situ). La lixivación de pila sólo se admite en países con una regulación ambiental laxa, ya que implica crear grandes balsas de residuos de desecho (semejante a la tristemente famosa de Boliden en España). Estas balsas son muy contaminantes por la presencia de metales pesados y su carácter muy ácido, y contienen trazas de radiactividad del uranio no extraído. Por otro lado, estas balsas son raramente tratadas, ya que requerirían mucho dinero y en suma mucha energía, y la actividad dejaría de tener sentido; normalmente se las deja secar al sol durante años y se van cubriendo con lodos para evitar que el polvo con metales pesados sea arrastrado por el viento. En cuanto a la lixivación in situ sólo se puede hacer si el sustrato es poroso y implica además un riesgo de filtración al acuífero. En EE.UU. la lixivación in situ es la única técnica permitida hoy en día para la minería del uranio, según el Servicio Geológico y Minero de ese país. Se ha de decir que debido al agotamiento de las minas más ricas, la mayoría de la minería de metales hoy en día sigue estas técnicas, con lo que los riesgos de la minería del uranio no son particulares de ella.
    • Impacto: Medio-alto. Las balsas tóxicas pueden causar graves accidentes como el de hace unos meses en Hungría (que no era de minería de uranio, conviene aclarar), y su influencia es muy nociva en el medio ambiente y las personas de las inmediaciones (no sólo los trabajadores; se ven afectados unos pocos kilómetros de distancia alrededor de la instalación), por el arrastre de metales pesados por el viento.
    • Probabilidad: 100%. Las balsas abandonadas a su suerte (como es la práctica habitual) contaminan lentamente su entorno, y a veces episodios de fuertes lluvias o la erosión crean eventos catastróficos.
  • Enriquecimiento: Para poder aprovechar el uranio natural en una planta nuclear, hace falta aumentar la concentración relativa del isótopo de masa atómica 235 (U-235), más raro, respecto al dominante de masa atómica 238 (U-238). Para ello se somete a una serie repetida de procesados que van aumentando la proporción de U-235 desde el 0.7% que se encuentra en la naturaleza hasta el 4-5% que se usa en los reactores. Hay diversas técnicas para conseguir este enriquecimiento, pero la más usada hoy en día (por su mejor rendimiento energético) es el centrifugado de un compuesto gaseoso del uranio, el hexafloruro de uranio (UF6). Tras separar la muestra enriquecida, quedan grandes cantidades de hexafloruro de uranio residual, empobrecido, las cuales también tienen categoría de residuos nucleares porque aún son radiactivas. El gran problema del hexafloruro de uranio, aparte de que es tóxico y corrosivo, es que es muy inestable y reacciona explosivamente con el agua, incluso con la humedad ambiental si ésta es elevada. Los accidentes con el UF6 son frecuentes, y su almacenamiento representa un grave problema porque es complicado garantizar su contención indefinida.
    • Impacto: Alto. Aunque las fugas de UF6 se suelen autocontener (uno de los productos de su descomposición es un sólido que tiende a taponar el agujero), una cadena de pequeñas explosiones podría romper el contenedor y causar una gran explosión, con dispersión sobre un área amplia del material tóxico y radiactivo. El almacenamiento subterráneo de estos residuos es contraproducente, ya que incluso las minas de sal, que deberían estar exentas de agua, tienen filtraciones importantes, como evidencia el fiasco del almacén nuclear de Yucca Mountain en los EE.UU. o el de Asse II en Alemania (el cual es una auténtica bomba de relojería), y los residuos podrían filtrarse en el acuífero y contaminar el suministro de agua de amplias zonas.
    • Probabilidad: Muy alta.
  • Central nuclear: Este es el único tema que se ha debatido durante estos días, lo que ha centrado todas las discusiones. De acuerdo con los ingenieros nucleares, los riesgos son mínimos por la baja probabilidad de eventos catastróficos, y cuando estos se producen es por negligencia de los que operan estas centrales. Esta disociación entre el factor técnico (sobre el papel; en la práctica las cosas tampoco salen según lo proyectado) y el factor humano es un tanto infantil: se han de considerar los problemas en el mundo real, con las restricciones reales, y muchas veces los diseños son peores de lo proyectado no por impericia de los técnicos sino por la necesidad de ahorrar costes: como denuncia Yuli Andreyev en una reciente entrevista en La Vanguardia, la necesidad de reducir costes para que las centrales nucleares sean viables económicamente lleva a una reducción, posiblemente intolerable, de la seguridad. En todo caso, el problema mayor es que el impacto de un evento catastrófico es altísimo: en el peor escenario posible, el núcleo del reactor se fundiría y todas las contenciones se romperían, con lo que quedaría expuestas al medio ambiente enormes cantidades de material muy radiactivo que el viento y la lluvia dispersarían y fijarían rápidamente. El nivel de radiación cerca de la zona expuesta sería tan alto que hace imposible que nadie se acerque, con lo que para limpiar el núcleo fundido y/o reparar la grieta se deberían de usar robots, lo cual implica una mayor lentitud en los trabajos y una mayor dispersión de los contaminantes pesados radiactivos. Se ha de destacar que cantidades mínimas de elementos pesados (las famosas "partículas radiactivas") pueden causar graves daños en la salud de las personas que las absorban, con mayor incidencia de cánceres y otros problemas de salud durante su vida; estas partículas pueden viajar cientos de kilómetros, incluso miles, impulsadas por el viento. Por ese motivo, si el daño en la contención del núcleo de alguno de los reactores japoneses es demasiado grande es posible que se opte por construir un sarcófago de hormigón -al estilo de Chernobil- para evitar la diseminación rápida de las partículas, y de esa manera endosamos un gravísimo problema a las generaciones posteriores, cuando la estructura de hormigón flaquee dentro de un par de siglos, que ellos tendrán que afrontar con menos medios y energía disponible.
    • Impacto: Muy elevado, con daños que tardan miles de años en eliminarse y una capacidad letal inaudita.
    • Probabilidad: Al decir de los defensores de esta energía, muy baja. Si yo juzgo por mi propia vida (40 años) he vivido tres: el de Three Mile Island, el de Chernóbil y el de Fukushima, aunque el impacto del primero fue pequeño, el del segundo fue muy elevado y el del tercero aún está por determinar. La probabilidad lógicamente crece con el número de reactores en activo y con su edad, y ese número se ha incrementado rápidamente en el mundo desde TMI hasta ahora.
  • Proliferación: Los dispositivos de enriquecimiento de uranio pueden ser usados para enriquecer el material hasta la concentración de U-235 propia de una bomba atómica (80%); he ahí -al menos teóricamente- el riesgo de que Irán disponga de plantas de enriquecimiento de uranio. Sin embargo, los Estados son menos susceptibles de usar este material en una guerra debido a principio de Destrucción Mutua Asegurada (MAD en inglés, igual que loco). Una cosa diferente es que grupos extremistas y radicales decidan usar material que puedan conseguir en el mercado negro, o incluso residuos de algún cementerio nuclear para hacer una bomba sucia, aunque sea casera.
    • Impacto: Muy elevado.
    • Probabilidad: Muy elevada, a mi modo de ver: estamos en un mundo que camina sin preparación hacia el Oil Crash y el descenso energético, donde las múltiples injusticias favorecerán las ansias de revancha de los desheredados de la tierra.
  • Almacenamiento de residuos: Este punto ya fue discutido en un post anterior, "Cementerios nucleares y de los otros".
    • Impacto: Muy elevado. Algunos autores aseguran que la incapacidad de gestión de los cementerios nucleares exterminará la vida de la Tierra en los próximos siglos.
    • Probabilidad: 100%. Hay muchos cementerios nucleares e infinidad de residuos almacenados en las instalaciones de las centrales nucleares, y como mínimo algunos acabarán quedando expuestos, sobre todo si se tiene en cuenta que su mantenimiento requerirá energía y conocimiento especializado y ambas cosas van a escasear.
  • Depleción del uranio: Ya lo hemos discutido en un post anterior, "El pico del uranio". En las próximos años (25 a lo sumo, y 5 en el peor de los casos) llegaremos al cenit de extracción del uranio, y a partir de ese momento faltará uranio para las centrales, y cada vez más.
    • Impacto: Elevado. ¿Qué hacemos con las centrales? Los costes de desmantelamiento son prohibitivos, y nuestra confianza en esta fuente de energía nos pone en una situación de vulnerabilidad social y económica (aunque eso no es diferente respecto a nuestra dependencia del petróleo, gas y carbón).
    • Probabilidad: 100%.

No he discutido aquí otra actividad de riesgo, la del reprocesamiento, porque casi no tengo datos sobre ella, aunque todos los indicios apuntan a que es muy peligrosa.

Por concluir, si uno mira la lista de riesgos de toda la actividad nuclear, considerando no sólo su probabilidad observada o esperada (que no es tan baja después de todo) sino los impactos, teniendo en cuenta no sólo su extensión espacial sino temporal, la conclusión evidente es que los riesgos de la energía nuclear no son ni mucho menos despreciables. Ciertamente, la mejor manera de combatir estos riesgos (salvo el último) es invertir dinero y esfuerzos en mitigarlos hasta extremos aceptables, aunque eso implica un sobrecosto sobre la ya de por sí discutida capacidad económica de esta energía. La pregunta del millón es cómo vamos a afrontar estos gastos si, a pesar de que nos alimentemos de los cadáveres de los que caen, cada vez seremos más pobres, ya que esta crisis económica no acabará nunca...


Salu2,
AMT

P. Data: Durante la semana que viene estaré fuera de España, por lo que no podré seguir el blog. Dado que el filtro de spam de blogger bloquea un tanto aleatoriamente algunos comentarios no se alarmen si ven desaparecer sus comentarios, ya los publicaré yo manualmente en cuanto pueda; no repitan el mismo mensaje varias veces porque eso reafirma al filtro...

Péguense pero no se maten.

Addenda (13 de Abril de 2011): Un interesante documental francés sobre los residuos nucleares, en RTVE a la carta. Imprescindible

sábado, 12 de marzo de 2011

Necrofagia


Queridos lectores,

En el día de hoy un terremoto de magnitud 8,9 en la escala de Richter ha sacudido Japón. Se trata de un potente seísmo que ha sucedido de la peor manera posible: el epicentro se situó a gran profundidad bajo el mar, con lo que a la destrucción directa del temblor de tierra se añadió un maremoto que azotó la costa pocos minutos después: olas de 10 metros capaces de penetrar en algunas zonas algunos kilómetros tierra adentro (y una cosa que la gente en estas latitudes suele ignorar: debido al efecto de somerización las olas letales pueden durar varias horas). La catástrofe se ha cobrado ya no menos de 1.000 vidas humanas. Para terminarlo de rematar, el reactor número 1 de la central nuclear de Fukushima ha quedado muy dañado por el terremoto y parece que como mínimo se producirá una nube radiactiva (los niveles de radiactividad en la planta son, a la hora de escribir esto, 1.000 veces los normales), mientras que subsiste el riesgo de una fusión del núcleo, inclusive de una explosión nuclear (pero, no lo olvidemos, la energía nuclear es el futuro). En esta sección de la Wikipedia pueden seguir el estado actual de la crisis nuclear japonesa.


Delante de esta inmensa catástrofe en un país bien preparado para este tipo de eventos, ¿cuál ha sido la reacción de los mercados? Pues que el precio del barril de petróleo ha bajado un par de dólares...


Resulta grotesco y asqueroso hablar de los precios en los mercados mientras centenares de personas pierden la vida y otros quizá miles pueden perderla en breve. Pero de qué extrañarse. Los últimos meses han visto como la gente en medio centenar de países por todo el globo han ido sufriendo en sus carnes el hambre por la incapacidad de pagar el precio de los alimentos. Desde América Central y del Sur, pasando por toda África hasta llegar a Indonesia, sin descuidar India y China, se producen día sí y día también revueltas del hambre. Pero a nosotros sólo nos interesan las que suceden en los países del Norte de África y del Oriente Medio, hasta el punto de que algún lector despistado cree que sólo hay inestabilidad y revueltas en esos países. No es verdad, pero nuestros mayores intereses geoestratégicos están en esos países, porque de ellos depende nuestro suministro de petróleo y de gas.


Ya hemos comentado que nuestro declive energético causado por la disminución de la producción de materias primas energéticas, el descenso del lado derecho de la curva de Hubbert, no será tan suave como predice la teoría, y se caracterizará por transiciones no lineales y cambios de fase, cambios radicales del comportamiento del tejido económico social a escala global. Esas transiciones, esas rupturas, hacen que en un determinado momento, a pesar de que el precio no lo refleje plenamente, no haya petróleo para algunos compradores aunque lo puedan pagar: es el caso actualmente de España, que importaba el 13,4% de su petróleo de Libia y busca desesperadamente dónde comprarlo ahora que el país se ha sumido en la guerra civil, pero los contratos a meses vista, los compromisos de los otros proveedores y la falta de fungibilidad (por mala calidad) del poco petróleo sobrante no le permiten encontrarlo, no importa el precio. En suma, el mercado mundial, primero de petróleo, luego de todas las otras materias primas, incluyendo los alimentos, se irá volviendo cada vez más compartimentado e ineficiente. Y en una situación así, la desgracia de unos se convierte en una ventaja para los otros.


Si Japón resulta herido de gravedad con los eventos de hoy, dada su ya delicada situación económica (deuda pública equivalente al 200% de su PIB, aunque afortunadamente mayoritariamente en manos de nacionales; más de 15 años de estanflación -en realidad, leve deflación continuada con escaso crecimiento-,...), el país avanzará en el proceso de colapso en el que todos estamos inmersos... y liberará recursos para los demás. Es por eso que el petróleo baja; los inversores huelen la sangre y anticipan una caída de la demanda, al sentir el grito de dolor del cuarto consumidor mundial de petróleo.


Ése es nuestro cruel sino: en la caída por el lado derecho de la curva de Hubbert, nuestro única opción para mantener el Bussiness as Usual, es decir, algo parecido a la normalidad, es desear el fracaso y caída de nuestros competidores, que cada vez parecen más nuestros adversarios, si no directamente enemigos. Nos mantenemos al margen de lo que pasa en Libia porque no queremos arriesgarnos a aliarnos con el bando perdedor y perder así acceso a su vital petróleo; nos conviene que Japón sufra y agrave su recesión... El mantenimiento del "orden actual" nos lleva a ser necrófagos, a alimentarnos de los despojos de los que no hace tanto eran nuestros semejantes. ¿Hasta dónde llegaremos con esta absurda dinámica? ¿Nos comeremos nuestros propios miembros - e.g., ayuntamientos que vayan a la bancarrota, comunidades autónomas que no soporten su nivel de deuda? ¿Cuándo aceptaremos que estamos viviendo el Oil Crash, que esta crisis no acabará nunca?


Queridos lectores: debemos reaccionar. Comiencen por la concienciación, salgan a la calle. Antes de que todo esté lleno de muertos vivientes...


Salu2,
AMT

lunes, 7 de marzo de 2011

Qué puedo hacer yo delante del Oil Crash: concienciación


Nota: éste el primer post de una serie, "Qué puedo hacer yo delante del Oil Crash". Otras series en este blog son "No hay milagros" (denunciando falsas soluciones energéticas propuestas por los medios de comunicación), "Preparando la transición" (enfatizando aspectos que se tendrán que tener en cuenta en nuestro declive energético) y "Los límites de las renovables" (que muestran qué se puede hacer y qué no se puede hacer con las tecnologías actuales de captación de energía renovable).
  
Queridos lectores,

Ahora que la sensación de crisis energética se está agravando y calando en la sociedad, los nuevos lectores de este blog (y buena parte de los antiguos seguramente) me están reclamando con insistencia que dé alternativas, que proponga soluciones, que proponga recetas para prepararnos contra los malos tiempos que se avecinan y medidas para evitar el desastre que podría ocurrir si jamás se diera el peor escenario posible. Estas demandas son lógicas y fundadas, y yo por supuesto tengo que intentar hacer mi aportación en ese sentido, pero para poder avanzar en esa dirección hay que para empezar dejar claras una serie de cuestiones. Las enumero ahora por un orden más o menos lógico y cronológico en la fase final de aceptación de la situación que tendremos que vivir. Sólo, querido lector, cuando haya entendido, aceptado y asumido como propias todas y cada una de estas cuestiones previas, entonces y sólo entonces podrá leer la parte final de este post, donde se proponen medidas. No tiene mucho sentido que lea esas medidas si discrepa en el diagnóstico de la situación, ya que eso le llevará a centrarse en la discusión de algunos aspectos particulares, de si son reales o verosímiles, etc. Para hacer esa discusión técnica está el resto del blog, en tanto que esta parte es para intentar avanzar en la dirección del cambio necesario.

He aquí la lista de cuestiones previas sobre el diagnóstico de la situación:

  1. La situación no debe ser resuelta, sino replanteada: Ya lo discutimos aquí: hay que replantear el problema. Por culpa de la sobreespecialización en la sociedad occidental, tendemos a ver cada dificultad que se presenta en el día a día como un problema que se tenga que resolver, y esto es especialmente cierto para gente que como yo ha seguido unos estudios de carácter técnico. Sin embargo, poca gente se da cuenta de que quizá lo que está mal es el planteamiento, lo que es implícito, lo que se da tanto por asumido que no hace falta ni decirlo explícitamente. Hablamos de crisis energética, decimos que hay escasez de energía, cuando nuestro consumo de energía per cápita es centenares de veces el que teníamos hace un par de siglos tan solo, y lo que buscamos es nuevas fuentes de energía para poder seguir consumiendo más y más. Pero cada peldaño de más que subamos por esta escalera nos ubica delante de un reto cada vez más difícil de resolver, porque nuestro sistema económico requiere un crecimiento continuo y exponencial (e.g., el PIB ha de crecer un 2 o un 3% cada año). Si ahora encontráramos una fuente de energía maravillosa, ¿cuánto tiempo tardaría nuestra tasa de crecimiento en llevarla a su cenit, a su máximo de rendimiento? Unos pocos años a lo sumo. Y cuando más subamos por esta escalera, más dura puede ser la caída en el momento que no podamos seguir.
  2. La crisis es una crisis de modelo: No es ninguna coincidencia que estemos viviendo cinco crisis a la vez: la energética (de la que se ocupa este blog), la económica (que nos angustia cada día), la financiera (que nos impide financiar fabulosos planes de rescate), la ambiental (que puede llegar a destruirnos) y la política (causada por la incapacidad de nuestros representantes de ocuparse eficazmente de los verdaderos problemas de la ciudadanía, lo cual les lleva a divagar sobre asuntos periféricos y a su pérdida de legitimidad delante del pueblo). Todas estas crisis están interconectadas y tienen numerosas ramificaciones (crisis militares, del agua, de los alimentos, de población, corrupción,...). Todas ellas nos dicen que nuestro modelo de explotación y de relación con el planeta y nuestros congéneres no puede seguir adelante porque hemos chocado con límites duros, los que impone la finitud del planeta en última instancia. Es una crisis de sostenibilidad.
  3. El tiempo para actuar es ahora: Hace décadas que fuimos advertidos de que un día como el de hoy podría llegar, pero todos los estudios que hablaban de la sostenibilidad de la explosión demográfica, de la contaminación ambiental, de los límites de los recursos, de los desequilibrios regionales, etc fueron desdeñados en pro de un interés superior: el crecimiento económico a toda costa. Ahora este remanso de bienestar que eran los países occidentales se está hundiendo en sus contradicciones, mientras los desheredados del mundo nos combaten con nuestras mismas armas: las fábricas deslocalizadas hunden nuestra industria local, los productores esquilmados de materias primas nos cortan el suministro, los que nos compraban nuestra deuda nos piden cada vez más a cambio... No hay un retorno posible a la "normalidad", es decir, al placentero bienestar de las décadas pasadas; ahora cada vez las cosas serán más difíciles, y tanto más si no nos decidimos a reaccionar. También hay que tener presente que medidas paliativas tecnológicas que aún están en el laboratorio o, peor aún, que no son más que conceptos, dudosamente servirán para algo durante la fase más rápida y aguda de la transición, puesto que generalmente se requieren décadas para implantar algo a gran escala y no tenemos no de lejos tanto tiempo. Peor aún, a medida que la situación financiera se degrade no tendremos ni cómo financiarlo, y a medida que la crisis económica se profundice no tendremos las fábricas necesarias para los suministros requeridos. Es decir, con el tiempo se profundiza en el colapso catabólico.
  4. Las altas instancias políticas no pueden arbitrar una respuesta coherente al desafío: No por maldad, sino por la complejidad del mismo y por el imposible equilibrio de intereses públicos y corporativos, inclusive los legítimos. Dentro de nuestra agenda política la meta del crecimiento económico es incuestionable, y siempre que se proyectan infraestructuras se hace pensando en que la actividad crecerá, siempre más, nunca menos. Un discurso de decrecimiento voluntario es completamente suicida; si simplemente unas modestas medidas de ahorro del Gobierno español han sido tomadas como una ofensa por parte de la mayoría de los españoles, es inimaginable explicar a la gente que nunca más volveremos a crecer, que esta crisis económica no puede acabar nunca dentro del actual paradigma económico. Nuestros políticos conocen sobradamente desde hace años que nuestro modelo es inviable y qué es el Peak Oil, pero no trasciende ya que se trata de un debate público, pero no publicitado. Para cuando quieran reaccionar, y de la manera que quieran hacerlo (más sobre esto abajo), el desastre puede ser ya irreversible.
  5. Una sola persona no puede parar esto: Esta bien solicitarme mi opinión, como la de cualquier otro divulgador o experto, pero nadie puede individualmente dar con bala de plata, el hechizo mágico que detenga el tren. No pueden esperar en su sillón a que alguien les solucione la papeleta, a que les resuelvan el problema. Todas las manos cuentan, y sin la ayuda de todos será más difícil evitar el desastre. Siempre digo en la charla del Oil Crash que no sirve de nada atrincherarte en tu casa de campo con tu huerto y gran cantidad de armas y munición, puesto que podrás parar a diez personas hambrientas, pero no podrás parar a un centenar, o a mil. La solución, o es para todos (léase una amplia mayoría) o no será. Al final tendrán razón (aunque sólo sea en el slogan) aquellos de esto sólo lo arreglamos entre todos...

Querido lector, si ha llegado aquí plantéese si está de acuerdo con lo sustancial de lo que aquí se ha dicho. Si alguna afirmación le parece incorrecta o dudosa, busque dentro del blog (hay un barra de búsquedas arriba a la derecha) y comente y discuta en el post oportuno. Si realmente comprende y acepta lo que acaba de leer, antes de seguir párese a hacer un autoexamen. ¿Está convencido con el corazón? ¿Percibe la magnitud del peligro en toda su extensión? ¿Quiere realmente hacer algo por Vd. y por los suyos? No conteste que sí maquinalmente; reflexione e interiorice su respuesta, anticipando y valorando todos los contras y los problemas que acarrea decir que a cada una de estas preguntas. Si tras esa reflexión su respuesta adulta y convencida sigue siendo a las tres preguntas, entonces quizá leer en lo que sigue mis sencillas propuestas le pueda servir de algo.



  1. El primer paso es la concienciación: Es un problema de todos pero sólo una ínfima parte de la ciudadanía tiene conocimiento de ello. Se tiene que decir, se tiene que repetir, se tiene que insistir. Todos, cada uno en nuestro puesto, tenemos la responsabilidad ineludible de dar la cara, porque sólo si se enfoca como un reto de toda la sociedad tendremos alguna posibilidad de éxito, de sobrevivir a esta crisis. Ya lo saben: la solución, o es para todos, o no será... Por eso, el resto de las medidas del post de hoy van de eso: de concienciación. Más adelante hablaremos de otras medidas de actuación.
  2. El Peak Oil y la política: Estamos delante de un problema político en el sentido propio de la palabra (porque afecta a la vida de los ciudadanos) pero no partidista; no hay una forma de izquierdas y otra de derechas de afrontar el Peak Oil. No hay que buscar ni víctimas ni culpables de esta situación: todos nos hemos beneficiado en distinta medida y todos saldremos perjudicados de ella; en todo caso, no hay tiempo para esas discusiones. Algunos políticos de izquierdas empiezan a hablar de Peak Oil a media voz (puesto que no es lo que se destaca en su discurso): Gaspar Llamazares con su pregunta al Gobierno de Junio pasado, Joan Herrera en diversas intervenciones en el Congreso, Joan Puigcercós en un programa de máxima audiencia matinal de la televisión catalana TV3 (ver minuto 33 en el vídeo aquí enlazado), etc. Sin embargo, su manera de presentarlo y hablar de ello hace dudar de que realmente entiendan la gravedad del asunto, o bien que sepan cómo encararlo -dado los intereses cruzados que también traspasan a estos partidos. De todos modos, a medida que la crisis energética vaya siendo cada vez más evidente y el discurso del Peak Oil más audible habrá un riesgo de cooptación (en el sentido inglés del término) por parte de una opción política u otra. Es importante que la acción de concienciación sea transversal y que llegue a toda la situación, sin frentismo, puesto que a todos nos afecta y a todos nos interesa.
  3. Los alcaldes: No podemos esperar que alguien asuma los riesgos personales por nosotros, hemos de salir a la calle y actuar. Nosotros proponemos ir a hablar con los alcaldes (de lo cual ya hicimos una prueba piloto y sacamos algunas enseñanzas útiles) y explicarles el problema, puesto que es más fácil que se puedan conseguir acciones efectivas desde los niveles locales, especialmente en los pueblos y ciudades pequeñas. Para evitar interferencias con el discurso político, en el caso concreto de España es preferible esperar a que pasen las actuales elecciones municipales (en Mayo) para que no se perciba como un elemento más de confrontación partidista en este momento de malestar. Conviene, aparte del prontuario, llevarse algunos informes oficiales como los recogidos en el post "Oil Crash: Año 5" (si vive en Cataluña puede ser bastante eficaz usar esta presentación sobre la revisión del vigente Plan de Energía de la Generalitat). ¿Qué es lo que hay que pedir a los alcaldes? Lo primero, que conozcan el problema: las corporaciones que salgan de las urnas en Mayo tendrán que lidiar con lo más agudo (por inesperado) de esta crisis. Lo segundo, que se planteen tomar medidas que incentiven la sostenibilidad: huertos urbanos, recuperación de oficios para cubrir necesidades primordiales, que planteen planes de movilidad urbanística razonables, etc, intentando involucrar a los parados (pieza clave para mantener la paz social ya que el paro será elevado y de larga duración). La asociación Véspera de Nada recoge un buen número de éstas en su web. Por otro lado pedirles que no obstruyan medidas sensatas. Si son muy receptivos, plantearles la utilidad de implementar iniciativas como las de Transition Towns. En ese sentido, algunas de las cuestiones discutidas en los posts de la serie "Preparando la transición" pueden ser útiles.
  4. Su implicación personal: Si Vd., lector, cree y comprende esto, debe implicarse tanto como Vd. pueda y su círculo social se lo permita. Puede promover charlas sobre el problema de la Peak Oil (el OCO está haciendo actividades de divulgación en diversas localidades dentro y fuera de Cataluña; vean la columna de la derecha), intentar participar en actividades de transición, permacultura, etc. Según pueda y a medida que la situación se lo permita, pero entendiendo siempre que cada uno tiene un compromiso ineludible con el cambio necesario.


Eso es todo para empezar. En posts futuros discutiremos otras líneas de actuación.
Salu2,
AMT