viernes, 29 de marzo de 2013

Justissim in time



Queridos lectores,

Una más de las inestabilidades de nuestro sistema económico y productivo tiene que ver con el sistema de distribución de mercancías a gran escala que se ha ido implantando en Occidente, y que cada vez es más imperante con el oligopolio de facto que ejercen a nivel continental las grandes cadenas de distribución. A lo largo de décadas estas grandes compañías han ido copando todo el sistema en algunos sectores y especialmente el de la distribución de alimentos, hasta el punto de que en la actualidad la mayoría de los productos alimentarios que se consumen en el mundo rico pasan forzosamente por sus manos. Esto les da un gran poder de negociación a la hora de fijar los precios en origen y en destino, poder que en algunos casos puede ser percibido como una verdadera coacción. Así, un payés que se niegue a vender leche, carne, frutas, verduras o cualquier otro producto a un cierto precio acaba viéndose excluido del circuito comercial y tendrá que pasar verdaderas penalidades administrativas y logísticas si quiere buscar vías alternativas para sus productos, y eso en el supuesto de que las encuentre. Esto lleva a protestas recurrentes de los afectados, tan numerosas en los últimos años que me cuesta escoger un enlace representativo; por poner uno, pongo éste. Los medios ciertamente informan con cierta periodicidad de estos actos de protesta, pero justamente por ser tan recurrentes pierden su valor noticiario y de novedad. Esto lleva a escaladas cada vez más grandiosas y en ocasiones violentas (como en la reciente protesta de ganaderos de toda Europa en Bruselas).


Imagen de The Huffington Post, http://www.huffingtonpost.es/2012/11/28/productores-gallegos-tira_n_2205405.html

Contrariamente a lo que pasa en otros conflictos de gran envergadura, los que protestan tienen bien identificado su enemigo en la gran distribución y para contrarrestar su irresistible poder intentan influir en los legisladores para que regule más estrictamente la distribución y corrija abusos. Todo lo cual es inútil, puesto que la distribución a escala masiva tiene toda la lógica económica de la economía de escala, y permite maximizar los beneficios de los distribuidores, aunque sea a costa de reducir mucho el beneficio de los productores. Además de la capacidad de influencia de los grandes capitales que hay detrás de estas empresas sobre los Gobiernos, se tiene que tener en cuenta que la gran distribución tiene un atractivo adicional para cualquier Gobierno: su acción se traduce en la moderación de precios finales en los bienes de consumo masivo, lo cual permite mantener la inflación a raya. En tanto que los productores primarios  no quiebren o no abandonen el sector, la presión por mantener el actual status quo será por tanto muy importante.



La competencia insuperable de la gran distribución no se concentra sólo en los alimentos, sino que progresivamente ha ido abarcando otros ámbitos: ropa, discos, electrodomésticos... Las grandes superficies (también denominadas hipermercados en estas latitudes) se han convertido progresivamente en el centro de la actividad mercantil doméstica en poblaciones de mediano y gran tamaño, en lo que es la trasliteración europea de los malls americanos. Desde el punto de vista del distribuidor centralizar la distribución a un único punto, alejado del centro de la ciudad, supone muchas ventajas en términos de consumo de combustible, ya que no tiene que repartir la mercancía al detalle, y ese coste adicional es asumido por el consumidor final y de una manera muy poco eficiente, pues en vez de desplazar muchas mercancías a la vez a una tienda para su distribución al detalle, muchos consumidores se desplazan en sus poco eficientes automóviles para retirar pequeñas cantidades de mercancía cada vez. Pero, insisto, no se puede hacer nada: es el progreso... o quizá no.


La concentración de la distribución en cada vez menos empresas y con mayor cartera de productos ha ido en paralelo a la implantación de un sistema de producción nacido en Japón, conocido como Just in time (Justo a tiempo). Tal sistema de producción se basa en una optimización de costes haciendo una apuesta radical sobre la producción: se producirá lo justo, intentando tener el mínimo inmovilizado material en suministros para la fabricación y en stock. En este sistema se fabrica casi a demanda y se sirve prácticamente en seguida. Tal modelo de fabricación tiene la ventaja de que no sólo se reduce el riesgo de tener mucho stock invendible, sino que además también se reducen las necesidades financieras (puesto que no hace falta tanto dinero efectivo para comprar los suministros que luego se usarán para fabricar). Las ventajas económicas para el fabricante, pues, son claras. La mayor desventaja del método es que todo tiene que funcionar como un reloj: no se puede reaccionar adecuadamente al menor problema de suministro o alteración en la fabricación. En suma, este modelo se basa en que todo va bien siempre, asumiendo las pérdidas presumiblemente pequeñas y ocasionales. El problema comienza cuando los problemas dejan de ser limitados y ocasionales.

La interacción del Just in time con los grandes distribuidores ha dado lugar a una espectacular reducción del fondo de almacén de éstos, hasta extremos inauditos. Hoy en día se considera normal que un supermercado tenga suministros para sólo tres días. Como es obvio, tal sistema es extraordinariamente frágil, y más cuando los recursos comienzan a escasear.


Lo que comenzó siendo un sistema para disminuir las necesidades financieras de las empresas ha acabado siendo una necesidad crítica en estos momentos de crisis. Gracias al margen adicional que proporciona el Just in time las empresas han ido reduciendo sus márgenes de ganancia de una manera que sería imposible sin este método, para intentar capear la crisis como si ésta fuera momentánea (aunque ya sabemos que en realidad no acabará nunca). En el proceso han estrangulado económicamente a productores y pequeños distribuidores, cosa de la que son conscientes, y bien saben que tal cosa no puede mantenerse eternamente; todo se trata - se trataba- de aguantar un poco más, a ver si comenzábamos a remontar. Y ahora estamos encerrados en lo más profundo de este foso.

No sólo el Just in time ha permitido sobrevivir en una época en la que los márgenes comerciales disminuyen por la caída del consumo; también las dificultades financieras empujan a su radicalización. Y es que, con las fuentes de crédito casi secas en muchos países por los problemas generalizados del sector bancario, la mejor manera de poder hacer frente a las necesidades de crédito es simplemente reducirlas. Y eso conlleva reducir más aún los fondos de almacén, y que no encuentres más que dos o tres pares de zapatos del número 38 y que si quieres más se tengan que encargar; o que si quieres determinados componentes electrónicos, hace dos años muy comunes y con amplio stock, ahora te tengas que esperar como mínimo una semana para que se curse la petición y se formalice el envío. Este proceso de reducción de stock se está trasladando en cascada por toda la cadena productiva, como una metástasis silenciosa que va minando sus cimientos, vaciándolos de contenido y favoreciendo que el día que la cadena se rompa se produzca un colapso sistémico y repentino. Porque, además, el modelo que se ha impuesto implica una pérdida de localidad y de resiliencia; sin saberlo, el tejido de nuestra realidad productiva se ha vuelto vaporoso, como una goma elástica excesivamente estirada, y con el mismo nivel de tensión...


En un informe encargado por la compañía de seguros Lloyd's (que ya comentamos hace tres años) se alertaba, entre otras cosas, que la llegada del peak oil ponía en peligro la cadena de suministro precisamente por culpa del modelo Just in Time. El informe en cuestión llegaba más lejos y decía que el flujo de mercancías podría detenerse tan pronto como en... 2013. Esencialmente, ensimismados ante la magnitud de la crisis actual y sin entender que hay que cambiarlo todo, hemos perdido tres años preciosos. Ahora lo que nos queda por ver es en qué momento exactamente comienzan a interrumpirse las cadenas de suministro y llega el desabastecimiento, el hambre y las revueltas. Lo común en otras latitudes, pero esta vez en nuestra propia casa.

 
Salu2,
AMT

lunes, 25 de marzo de 2013

Economías de escala en un mundo de recursos escasos

Queridos lectores,

Gabriel Anz ha preparado una interesante reflexión, ilustrada con su experiencia personal, sobre la disfuncionalidad a la que se ven sometidas las economías de escala en un mundo de recursos decrecientes. La verdad es que su aporte me resulta muy útil como paso previo para otro post que espero publicar justo después del suyo, y por tanto su discusión me parece de lo más pertinente.

Les dejo con Gabriel. Salu2,
AMT 



Sobre economías de escala y márgenes de ganancias




Negocios con menos gente, caída de ventas, suba de costos, aumentos de sueldos golpeando la puerta y márgenes de ganancias más finitos. Así se presenta el panorama para las empresas argentinas para este 2013.

En algunos puntos es parecido al de otros años, salvo en un aspecto clave que lo distingue: a diferencia de épocas previas, las compañías ahora no pueden repartir sus mayores costos fijos en un volumen mayor de producción y de ventas.

Este punto resulta fundamental, ya que justamente el "efecto escala" ha sido la "receta" a la que apelaron -tanto a las firmas grandes como las medianas y chicas- para amortiguar las mayores erogaciones. Así, lograban que el costo por unidad de producto no se viese tan alterado.

Hoy todo eso cambió, dado que la economía abandonó la época del crecimiento a tasas chinas para pasar a una etapa de estancamiento, lo cual implica para los comerciantes el riesgo de un enfriamiento en el consumo.
Por un lado, al no poder ni fabricar ni vender más (porque la demanda no lo convalida) ese valor unitario es mayor. Por otro, tampoco pueden trasladar las mayores erogaciones completamente a precios, de modo tal que los márgenes de ganancia de empresas y comercios caen en picada.

Fuente: Infobae Profesional 15/02/2013




Ayer viví un par de situaciones que me traían a la mente la imagen del encabezamiento del Blog de Antonio y que motivaron el presente artículo.


 




“La llegada al cenit de producción mundial de petróleo ha puesto a la economía contra las cuerdas”…

…Y cada vez veo mas evidencias de que así es.

Como no vislumbro soluciones por las vías hoy consideradas normales, se hace imperioso modificar radicalmente los hábitos de vida actuales, pues en el Planeta todo se encogerá al no haber suficiente energía que sustente las economías tal como las conocemos. Por ello es que me he propuesto planificadamente volver a las fuentes, recuperando y adaptando antiguos esquemas de vida.

Y a pesar de estar convencido y mentalizado para afrontar el achique, siempre me queda la sensación de quedarme corto. Trabajar con empleados, realizar trámites y construir lo que sea, se está poniendo cada vez más difícil... Es notorio ver como surgen imprevistos y complicaciones de algún tipo, que hacen pesada la organización y logística de cualquier emprendimiento. Sistemas informáticos que se caen, un repuesto o insumo que no llega a tiempo o dejó de estar en el mercado, obras que quedan a medio construir o se hacen rápido y mal, desaparición de marcas conocidas por otras que nadie conoce, envases y contenidos de productos que se achican, informalidad, corrupción y oportunismo de los que tratan de sacar ventajas como sea, el dinero que no alcanza, la incertidumbre generalizada y los volátiles cambios de humor que ello provoca en la gente. La competencia más encarnizada por el día a día libera demonios en las personas, que cuando está tranquila y se siente segura, no afloran. El mecanismo tan complejo del sistema actual, sin lubricante –es decir, sin suficiente cantidad de dinero- cruje por todos lados. Como si fuera una mancha de aceite, se va esparciendo el deterioro económico y social, que la mayoría percibe por sus consecuencias pero no por sus causas profundas, lo cual mantiene una actitud de esperanza, pensando en que “mañana las cosas volverán a ser como eran”. ¿Y que causa estos desordenes? Sin dudas que la inflación devenida en estanflación y márgenes de ganancia  que se achican… en suma, la plata que no alcanza para cubrir las expectativas de “buena vida” impuestas por el sistema actual. Obviamente que hay una buena cantidad de gente a la que le va bien, progresa, sale de vacaciones, cambia su auto y encuentra oportunidades de negocio. Pero el promedio general siente que se va quedando rezagado y excluido.

Así que el relato que a continuación expongo, trata justamente –como el título lo expresa- sobre “márgenes de ganancia y economías de escala”. Pero antes de ello, permítanme todavía analizar la frase “economías de escala”,  para lo cual me he valido de la Wikipedia en Internet. La palabra “escala” puede referirse a muchos temas; pero para el caso en particular de la “economía de escala”, dice que es: un tipo de economía basado en la producción de grandes volúmenes de bienes. Como intuía, me suena a BAU (Bussines As Usual), es decir, que mayores inversiones, mayores recursos, mayores estructuras, mayores volúmenes... equivalen a mayores ganancias, que es lo que la mayoría tiene como objetivo hoy en día. Pero si invierto las palabras y pienso además en su etimología, diría: “la escala de las economías”… pudiendo referirme a escala como escalón. En latín escala es “scala”, es decir, escalera. Y creo que en la Era en la que nos estamos introduciendo, deberemos pensar mucho en que escala –o en que escalón- situaremos nuestras economías para que sean sostenibles.

Ahora sí entonces, paso a contarles el relato que creo ilustra estas ideas.

Debido a lo que expreso en los 2 primeros párrafos, y no sin dificultades para ser honesto, sigo adelante con el desarrollo de mi Granja (varios en el Blog ya saben que estoy en el tema desde hace un tiempo), porque siento la imperiosa necesidad de hacer algo para intentar el autoabastecimiento alimenticio y para lograr la autarquía suficiente que permita separarnos lo más posible del sistema, que en su hundimiento nos va arrastrando a las profundidades indefectiblemente. Como entre los animales con los que cuento tengo unos ovinos de raza “merino australianos”, había acordado encontrarme con un amigo que administra un par de estancias ganaderas en la Patagonia, y que además está involucrado a nivel político en la gestión de recursos y asesoramiento a emprendedores rurales (en el área ganadera especialmente), para canjearle un carnero lanar de la misma raza y parecida calidad genética. Mis 3 ovejas con crías ya en edad de merecer, requieren de cambio de sangre para evitar la consanguinidad.

De ida y tratando de sacarle jugo al viaje de 400 km en total, visité un criadero de cerdos que conocía de oídas, pues me interesaba intentar realizar un negocio parecido al del carnero, pero con un padrillo de cerdo. Me encontré con un emprendimiento que superó las expectativas, pues las instalaciones para 200 chanchas madres de raza Landrace, denotaban mucho trabajo y ganas de hacer las cosas bien. El dicho de que “chancho limpio no engorda” no cuajaba con la higiene y orden imperante y menos todavía, con el estado de gordura y sanidad de los animales. Estructuras techadas que albergaban las parideras impecables con viruta de madera sobre el piso de cemento y protectores de lechones para evitar el aplastamiento, bretes para la recría de los lechones destetados a los 30 días de nacidos sobre pisos elevados y de un material plástico que permiten una mejor limpieza y temperatura estable, sistemas de provisión de agua automatizada, ventiladores para el verano y caldera a gas para calefaccionar en el invierno, planillas individuales colgadas frente a cada animal con sus “historias clínicas”, minucioso plan sanitario, fabricación propia de los alimentos balanceados con aditivos de primera calidad, etc. En definitiva… un lujo para lo que esperaba encontrar.

En el lapso de 180 días,  escalonadamente logran entre 800 a 1.000 cerdos por año, para ser faenados con 80 kilos de peso vivo. Abastecen a un frigorífico de la zona –distante 200 Km.- y obtienen $a 2.500,00 por animal (unos USD 300,00 al cambio del dólar “blue”). Redondeando números, unos $a 2.000.000,00 por año (USD 250.000,00). Organización familiar -matrimonio con 2 hijos- siendo el varón veterinario. Casa sencilla, 1 camioneta Ford y de apariencia “clase trabajadora”.

Luego de recorrer las instalaciones, la pregunta clave… ¿y los márgenes de ganancia?... Toda la seguridad, sapiencia y conocimientos de éste buen hombre parecieron desvanecerse. “Y… hoy es muy difícil determinarlo con precisión. Vamos tirando y acomodándonos sobre la marcha. Lo más caro es la alimentación de los animales”.

Yo no soy bueno con los números y datos, pero intuitivamente y en base a lo que vi y por lo que vengo experimentando con mis 3 chanchas, lo primero que se mi vino a la mente fue… “de los $a 2.000.000,00 no creo que le queden $200.000,00 limpios por año (unos USD 25.000,00)”.  Podría decirse que un 10% de rentabilidad no está tan mal. ¿Pero se justifica tanto sacrificio? Hoy, en Argentina, $a 16.666,00 por mes (USD 2.000,00) –si bien no son tantos los que lo ganan- rinden bastante poco y cuesta mucho obtenerlos.

Me contó de las dificultades para pasar las barreras sanitarias con sangres nuevas, las burocracias, los problemas con la empresa que le compra la producción pues hace algo más de un año entró en convocatoria de acreedores (uno de los frigoríficos con planta de faena más importantes de la Patagonia).

Le agradecí su atención y amabilidad, después de determinar que no me servía comprarle un reproductor, pues eran demasiado caros debido al refinamiento genético que él requería. Y hacer un canje imposible, pues por el mismo motivo, necesitaba certificado de procedencia, calidad y raza. Además, su habilitación comercial lo limitaba a producir para faena y no para reproducción. Yo busco animales más rústicos, mejor adaptados al frío y menos dependientes de “súper-balanceados”, “súper-planes sanitarios”, “súper-etc.”

Sigo viaje y me encuentro con la persona con quien iba a canjear el carnero. Almorzamos juntos y me contó de las dificultades por las que están pasando los campos, pues se están descapitalizando rápidamente, debido a las sequías recurrentes, los altos costos operativos y laborales, los bajos márgenes de ganancia, los problemas de pérdidas de animales por zorros y pumas, los robos, etc. Y lo que veía por derredor me confirmaba lo que decía. Un campo de 22.000 hectáreas, que solía tener 5.000 lanares a esquila, hoy le quedan 500. Está ubicado en una zona marginal y de baja receptividad, que no permite inventar mucho. Hoy le quedan 3 empleados y uno de ellos se jubila en breve y no piensan en reemplazarlo. Instalaciones en franco deterioro y una matriz productiva muy difícil de remontar. Este ejemplo veo que se repite en la mayoría de los campos de la zona, otrora rentables, por lo que conozco y porque lo evidencian las instalaciones y edificios que se construían hace no más de 60 años atrás.

La conversación siguió y le conté acerca del criadero de cerdos que acababa de conocer. Como dije antes, por su formación y actividad laboral, es una persona que conoce de primera mano los datos de producción de la provincia y por ello está muy al tanto de las estadísticas y de las dificultades por las que está pasando el sector. Me comentó que el costo de alimentar cerdos en nuestra región, representa entre un 82% a 85% de los erogaciones.  Un dato que me pareció relevante y que venía intentando determinar en mi pequeña e incipiente producción, ya que mientras me organizo y aprendo, también utilizo balanceados y granos que compro en el mercado local, pero que son transportados desde mas de 1.000 Km. de distancia. Es decir, que volviendo al ejemplo del criadero que acababa de visitar, de los $a 2.000.000,00 de las ventas, calculé que $a 1.700.000,00 se le esfumarían en alimentar y engordar los cerdos. Trataba de imaginar lo que le quedaba luego de deducir otros gastos e impuestos y mi “cuenta intuitiva” hasta parecía generosa.

De más está decir que el tenor de las conversaciones me dieron pie para hablarle del “peakoil”, lo cual no encontró descabellado y hasta ató cabos con bastante facilidad. De todas maneras fue honesto al decirme que consideraba que mi visión estaba demasiado condicionada a los problemas del petróleo y el gas y que los avatares de nuestro país pasaban por otro lado, como las políticas desacertadas, faltas de inversión, corrupción, etc.  Y si bien no puedo dejar de coincidir en lo general, considero que no terminó de comprender las profundas implicancias que está teniendo y que tendrá la menguante disponibilidad de energía de calidad y a bajos precios, como lo ha sido hasta hace muy pocos años. En definitiva, nada nuevo bajo el sol… es tal el grado de acostumbramiento y de adicción a la superabundancia energética, que a la gran mayoría le cuesta comprender el nivel de anormalidad histórica que vivimos los que formamos parte de las últimas generaciones.

En el viaje de vuelta, mirando cada tanto por el espejo retrovisor para asegurarme de que mi nuevo carnero viajaba en las mejores condiciones posibles, cavilaba sobre esta cuestión de los “márgenes de ganancia”, las “economías de escala” (o “la escala posible que debería tener mi economía”) y de cómo se defiende uno de éste proceso de achique forzado.

Revisaba mis cuentas y mi situación… re-analizaba mi planteo de Granja. Con las 3 chanchas madres que tengo, debería obtener al menos 48 lechones por año (2 camadas de 8 lechones cada una). Con algo de granos remojados en el sobrante de la leche de mis 2 vacas lecheras (10 litros por día con 2 tetas ordeñadas por vaca y las restantes las dejamos para alimentar sus crías), restos de comidas, sopa de malezas y otras plantas, sobrantes de las frutas de los manzanos y perales, siembras de avena, remolachas, nabos, etc. (cultivos de invierno) debería por lógica bajar sustancialmente ese 82% a 85% de costos en alimentos. Si a esa diferencia le sumo evitar la cadena de intermediarios y le doy valor agregado poniendo directamente un lechón en mi plato o vendiéndolo al comensal del comedor del Centro Ecuestre (proyecto complementario en marcha, con clases de equitación y pensión para caballos), la diferencia que le hago a cada animal es más que importante. Con una estructura chiquita, optimizando, reciclando y complementando los recursos disponibles (biodiversidad), esos 48 lechones deberían redituarme $a 2.500,00 cada uno, si preparo –por ejemplo-  una comida para 30-40 personas (con 1 lechón de 20 kilos limpios) y a $a 60,00 (menos de USD 10,00) por comensal; lo cual hoy en Argentina es un buen precio si se come fuera de casa. Ello podría significarme $a 120.000,00 brutos por año, lo cual considerando la abismal diferencia de escala (3 chanchas contra 200), no es para menospreciar. Si al mismo lechón lo acompaño con una ensalada de lechuga y tomates de mi huerta, estoy ofreciendo un buen plato y a un precio razonable.

Como criar 3 chanchas me deja tiempo para hacer otras cosas, elaboramos dulces y conservas en general. Ordeñamos las 2 vacas y juntamos huevos de las gallinas. Aprovecho la leña y la madera de los árboles, lo cual me permite calefaccionarnos y construir instalaciones a mucho menor costo. Es decir, que la forma de vida que ya va cobrando forma, hoy ya nos permite bajar gastos, lo cual hace “engordar” los márgenes de ganancia. Diferencias que quizás no parezcan suficientes para sostener un modo de vida BAU, pero que vistas desde una escala como la esbozada, diría que rinden más.

Y mi planteo no termina aquí… procesar y reciclar los residuos de la cría de 3 chanchas, son irrisorios comparados con lo que significa tratar los de 200 chanchas confinadas y concentradas. Mientras recorríamos el criadero, pensaba a donde irían a parar los kilos y kilos de cal viva utilizados cada 3-4 días, para desinfectar pisos y paredes. ¿Y el volumen de agua necesaria cada vez? Pensaba también en la energía destinada a los fletes, la producción de alimentos concentrados, la fabricación de instalaciones, la elaboración de productos veterinarios y químicos, etc. y del impacto ecológico de todo ello. Y estoy hablando de un criadero de solo 200 chanchas…

Creo tener muy claro que las complejas estructuras e intrincados sistemas que hemos montado en la actualidad, no podrán sostenerse sin tanta energía. Estamos obligados a reconsiderar “el escalón” en el que se deben situar nuestras economías y formas de vida, y por tal motivo, tenemos que desempolvar métodos artesanales de trabajo. Aunque como dije al principio, las dificultades para llevar a cabo la transición no son menores; lleva tiempo y buena cantidad de dinero. Es harto difícil esquivarle al BAU y se requiere de una convicción muy importante, para no recaer en las adicciones del sistema actual.



Gabriel Anz
Técnico Agrónomo

martes, 19 de marzo de 2013

Mi vida y el dichoso Peak Oil



Queridos lectores,

Parroquiano (aka Anónimo del Sur) ha escrito este ensayo en el que plantea una cuestión que seguramente a muchos de Vds. les ha asaltado alguna vez: cómo afrontar el resto de nuestras vidas después de saber que algún día nada lejano el Peak Oil  lo desordenará todo. Pertinentes reflexiones que seguro que les interesarán.

Salu2,
AMT
 

Como ser pikolero y no morir (o enloquecer, o deprimirse) en el intento. 

No es sencillo asumir, para nosotros “gente de a pie”, que desde que conocemos y aceptamos como cierto el fenómeno del peak oíl, aceptamos, igualmente, que al menos parte de la realidad en que hoy nos movemos es, necesariamente, una ilusión temporal. Dicho de un modo más preciso, el peak oil, si es difícil aceptarlo, más difícil es vivirlo.

Erróneamente nos planteamos que el problema, que surge con la adquisición del conocimiento del FDPO (entiéndase “fenómeno del peak oil”), termina con la superación de la última fase del modelo de Kubler Ross. La travesía por el desierto, que comienza en la Negación y termina en la más descorazonadora Aceptación, solo es la antesala, el purgatorio purificador que nos lleva al centro de la verdad libertadora, al paraíso pikolero, a Shangri-La, al Walhalla de la quintaesencia de la realidad…nada mas errado, pues recién comienza la gran aventura… porque, después de aceptar el peak oil, se debe vivir el peak oil.

EL PIKOLERO Y LA FE PIKOLERA

Para ser pikolero, por fuerza, se debe tener cierto grado de sentido crítico de la realidad, cierta autonomía reflexiva para entender el mundo y su contexto, quizá cierta y natural “desadaptación”. No quiero decir con esto que seamos, efectivamente, unos desadaptados, pero sí que muchos de nosotros estuvimos -y estamos- más dispuestos a buscar respuestas donde una gran mayoría no sería proclive a hacerlo. A modo de ejemplo: el blog de Antonio Turiel, al día de hoy, tiene más 2.000.000 millones de visitas, quizá esos 2 millones de visitas hayan dado 2000 pikoleros convencidos, de los cuales unos 200 nos turnamos para escribir y comentar…¿por qué?, ¿por qué tan pocos?. ¿Porque siendo el peak oíl un fenómeno racional, relativamente fácil de explicar como de entender, existe una disposición mínima a ser aceptado por nuestras familias, nuestros colegas y vecinos? Mas allá incluso del modelo de Kubler Ross, que es capaz de explicar parte de la negativa inicial- recordemos que ,después de todo, no estamos hablando de aceptar un cáncer que nos va a quitar la vida en un año, sino de un fenómeno, en principio, de orden impersonal- el peak oil produce indiferencia y desinterés en personas que por formación, cultura y capacidad intelectual, debieran estar en posición de aceptar, sin gran trabajo, la completa dimensión de la problemática que se les presenta con la exposicion del fenómeno de marras…¿Por qué?...permítanme aventurar una respuesta; a saber:

Como si fuera una religión cualquiera, para creer en el FDPO se necesita un acto de fe (Hebreos 11:1 “certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve”). No pudiendo, ninguno de nosotros, acceder a un gran estanque con todo los hidrocarburos del mundo y observar cómo, a medida que se consumen, bajan de nivel metro por metro, necesariamente hemos de creer en los gráficos y estadísticas que nos son presentados en este blog o en otros, hemos de creer en los signos y símbolos ocultos en la realidad, que resplandecen en ella y que confirman nuestra fe… una guerra por aquí, una fusión por allá, una quiebra por aquí, el precio del Crudo Brent por acá. Somos, al fin, “los racionales creyentes del peak oil”. Pero claro, existe una diferencia sustancial entre el creyente de una religión cualquiera y el creyente en el FDPO; porque mientras los primeros acceden a una fe “luminosa”, que depara a sus fieles el cielo y la eternidad; la fe del pikolero, en cambio, es una fe negra, negra como el petróleo que se consume cada día, negra como el futuro y sus nubes de tormentas en el horizonte.

El ¿cómo llegamos todos aquí? no tiene importancia, seguramente encontraremos tantos caminos como pikoleros existan, lo trascendental es que aquí estamos y no podemos volver sobre nuestros pasos. Permítanme detenerme un minuto en esta última expresión; descreerse del FDPO implicaría, necesariamente, o el nihilismo, esto es dejar de creer en todo, FDPO incluido; o más probablemente cambiar la fe del peak oil por otra fe, ya sea en el ser humano(“la humanidad unida saldrá de este momento aciago”, “nuestras autoridades tomaran las medidas adecuadas”, “podemos , todos juntos, cambiar el rumbo de las cosas”) o la tecnología ( energía de fusión, el motor de agua, o “ya inventaremos lo que sea necesario”).Mas, para un pikolero convencido, la realidad del peak oil no es negociable, “en esencia” la sabemos tan cierta como que el sol sale cada mañana y de esa nueva realidad cognitiva surgen, a mi entender, tres hipótesis básicas de trabajo:

PRIMERA HIPOTESIS: EL PEAK OIL existe, ES REAL y si en este momento no es un problema, para todos o cada uno de nosotros, lo será en algún momento en el futuro.

SEGUNDA HIPOTESIS: Desde la perspectiva del FDPO, la realidad cotidiana, que actualmente se desarrolla con distintos matices en el mundo, particularmente en los países occidentales, es lo suficientemente frágil para que la podamos considerar, en algún sentido, ILUSORIA.

TERCERA HIPOTESIS: Muy probablemente, el conocimiento y/o aceptación de la primera y la segunda hipótesis, nos lleve a una situación de aislamiento, al menos, en algunos ámbitos de nuestras vidas.

Entonces…”Breve resumen mordaz de la vida de un pikolero”: Un día tengo un todoterreno que cambiare cada 2 años, una casa a pagar en 20 años en “Las lomas del Aglomerado” (irónico nombre del barrio donde vive Homero Simpson). Tengo hijos que vivirán mejor que yo y nietos que vivirán mejor que ellos. Las deudas son un detalle, porque lo verdaderamente importante es que el futuro será siempre luminoso, siempre mejor que el presente…(visita por error a The Crash Oil Blogspot)… y al otro día, lo que tengo es un futuro que, caótico o fascista, es en cualquier caso un futuro de carestía y miseria, por no hablar de violencia y muerte…Permítanme detenerme también en este punto; quizá, para la mayoría de nosotros, las consecuencias que pueda traer en el futuro el FDPO, ni siquiera signifiquen un gran cambio en relación a nuestra actual forma de vida ( recordemos que 1000 millones de personas ya pasan hambre, y otro par de miles de millones apenas vivimos con lo justo; luego, esa terrible economía de sobrevivencia que, eventualmente, nos espera en el futuro, es la realidad cotidiana de la mitad de este planeta ). Pero en donde efectivamente se produce la transfiguración alquímica de un alma pikolera es en que, desde la perspectiva de donde la sociedad apuesta hoy sus fichas de futuro, el pikolero es un hombre, un ser, sin esperanza. Y los hombres sin esperanza son islas, en cuyas costas, nadie quiere fondear sus naves. No se puede maquillar la realidad de un pikolero, nos tocará vivir un futuro solitario y sin ilusión –o para puntualizar, ninguna ilusión socialmente masiva- con mucha incertidumbre y sí, posiblemente, con una que otra certeza que seguramente desearíamos no tener.

Entonces, ¿cómo lidiar con esta nueva realidad y no sentirnos abrumados? Antes de “rifarme” en una propuesta detengámonos, primeramente, en las dos reacciones vitales propias de un pikolero dispuesto a no dejarse vencer por las circunstancias del peak oíl.

La primera: Asumir, equivocadamente por cierto, que el colapso es inminente, cosa de semanas o meses; el mundo se desmorona y nuestras vidas, como hoy se desarrollan, no pasaran del siguiente estío.

La segunda: Salir, cual “pescador de almas”, a convencer a cuanto cristiano se nos cruce en el camino de esta nueva verdad y que, únicamente, un esfuerzo de la humanidad unida nos podrá sacar del peligro en que esta, ignorante, está sumida.

Las dos primeras batallas de un pikolero y la derrota, en ambas, segura.

Vamos por la primera. En efecto, si bien este proceso de desintegración social en un sentido cósmico, o terráqueo si se quiere, durará un “abrir y cerrar de ojos” o “un chasquear de dedos”, en relación a la extensión de nuestras vidas, la espera puede implicar, tranquilamente, la totalidad de las mismas. No, el colapso no llegará mañana, y por tanto la hipoteca, el jefe hdp (sigla que dice relación con la profesión femenina más antigua del mundo), la pensión de alimentos de la ex, la cuota del auto y los caprichos de la noviecita estarán, como cualquier lunes, esperándonos. Eso sí, ahora con la certeza que nuestro futuro no será mejor que el presente…aquí, en este punto, el que no se ha tirado por la ventana (aunque sea la del primer piso y que da al jardín) tiene, sí señor, las bolas amarradas con alambre (como diría mi abuelo).

Ni que decir de la segunda reacción vital frente al FDPO; reúno a mi familia en pleno, hermanos, padres, sobrinos; invito incluso al cuñado puntudo y fresco que nadie en la familia quiere ver, nadie sobra en esta cruzada… otro vano esfuerzo destinado al fracaso…los mas tozudos, antes de darse por vencidos, aún lo intentaran con los compañeros de trabajo, el jefe y los amigos de pachanga. La cruda verdad es la siguiente: tendremos suerte si nuestra mujer no pone mala cara cuando, en vez de vacaciones en la playa, le propongamos invertir en cocinas a leña, cursos de permeacultura, invernaderos y crianzas de gallinas… muchos no llegaremos ni a eso.

…en este punto quien no ha caído en la locura, o para no ser tan dramáticos, la depresión, la desadaptación, la indolencia, o sencillamente la confusión y el hastío, es, sencillamente, un portento espiritual y filosófico. Frente a ese panorama de debacle, que puede ser en algún momento la vida de un pikolero, la pregunta es: ¿existe una salida?, ¿existe un camino para librar de la rabia y la decepción? …y si la hay, ¿nos puede servir a todos los pikoleros?. Digo, somos personas distintas, de mundos, de países diferentes, con realidades dispares, con vidas y posibilidades disímiles, con edades, proyectos, situaciones económicas y culturales distintas… ¿existe, entonces, un esbozo de respuesta que nos aproveche a todos? Bueno, según mi filosofía, si no la hay, mejor razón para “jugarse la vida” en encontrarla.

COHERENCIA VITAL

Para vivir tranquila y serenamente, sobre todo en tiempos tumultuosos e inquietantes como estos, que hoy nos tocan hoy vivir, se debe ser, ante todo, coherente…pero coherente ¿con que? y ¿con quién?...la respuesta: con nuestras circunstancias y con uno mismo. (Sí, es más fácil decirlo que hacerlo). Ayudémonos, entonces, con uno que en su época, posiblemente, se sintió tan desamparado como nosotros.

Kant, Inmanuel Kant, nació el momento justo en que moría Dios, hijo de la Ilustración, precursor de la Modernidad; el siglo XVIII despegaba sus alas dejando atrás el cadáver de una iglesia y una religión que arrastraba en su muerte el único horizonte que conocían los cristianos del mundo. La pregunta vital de Kant fue su propio peak oil: Si muerto Dios este no puede guiar los pasos del hombre ¿qué lo hará entonces? (“Si acabado el petróleo este no puede mover las maquinas, ¿qué las moverá entonces?”) Por respuesta Kant estableció un concepto complejo, los imperativos, y reconoció tres en el actuar humano. A dos de ellos les asigno el carácter de hipotéticos y a un tercero le señaló el carácter de categórico. Los Imperativos Hipotéticos son las conductas que se enmarcan en la definición de LO QUE QUIERO SER y LO QUE PUEDO SER. Los llamó hipotéticos, pues entendió que se trataba de conductas relativas, dadas por la voluntad del hombre y no por una regla externa (o interna) con el carácter de ineludible…lo que quiero y lo que puedo (hacer, decir, dar, etc.)…lo defino yo. En contraposición a los anteriores, señala Kant, se encuentra el imperativo categórico LO QUE DEBO SER (hacer, decir, dar, etc.), este no es relativo es absoluto no depende de mi voluntad crearlo, moldearlo o modificarlo, sino solo captarlo o percibirlo. Así, mientras que el “quiero” y el “puedo” son relativos, pues como ya señalé dependen de la voluntad de cada persona y por tanto no son de obligado cumplimiento en cualquier situación y desde cualquier planteamiento; el imperativo categórico, el deber ser, es independiente e inmutable, en cualquier tiempo y circunstancia.

Para cerrar el punto anterior decir, solamente, que en filosofía este concepto tríadico, lo que quiero, lo que puedo, lo que debo, ha sido desarrollado desde distintos ángulos por otros tantos autores en sus propios sistemas filosóficos; el mismo Kant estableció la idea de tesis, antítesis, síntesis; Foucault lo designó dentro de su modelo como construcción, desconstrucción, reconstrucción; Hegel se refirió a los términos afirmación, negación, confirmación. Por último, será la psicología y el psicoanálisis (hermanos pequeños de la filosofía) quienes legitimen modernamente la triada de imperativos kantianos al establecer los conceptos base de “ello” “yo” y “súper yo”.

Ahora bien, acercándome al núcleo de mi respuesta, permítanme salirme de las letras y plantear el argumento siguiente desde un punto de vista geométrico, el más universal de los idiomas.

Supongamos que tenemos una hoja en blanco de 30 cm por 30 cm. Realicemos entonces el siguiente ejercicio: marque dos puntos punto, “a” y punto “b” y luego trace una línea entre ellos; descubriremos que no importa en qué lugar de la hoja los haya marcado siempre el resultado será una línea recta, una línea coherente, coherente porque esa línea, proyectada sobre los puntos originales, seguirá siendo recta al igual que la que le dio origen, tan sencillo y de Perogrullo, que casi no tiene ciencia. Pero ahora inténtelo con tres puntos, puntos “a”, “b” y “c”… ahora la tarea ya no es tan fácil, si el punto “b” no está sobre la línea que se dibuja entre el punto “a” y “c” ó si “c” no está en el camino proyectado de una línea trazada entre “a” y “b” la línea recta se transforma una línea quebrada, la coherencia es incoherencia, la tranquilidad deviene en sufrimiento.

Lo mismo sucede con los 3 imperativos de Kant, lo que quiero, lo que debo, lo que puedo. Es cierto que Kant le dio una importancia superlativa al imperativo categórico por sobre los hipotéticos, pero es dable recordar que, originalmente, lo que Kant buscaba en este ejercicio era una norma de reemplazo, de carácter humano pero con la fuerza de un mandato divino. Aquí no aspiramos a tanto, solo a salir de pie del atolladero en que nos encontramos; por tanto, a diferencia de Kant, para nosotros ninguno de ellos es superior al otro; al contrario, el éxito de nuestro ejercicio parte en considerar, en su justa medida, a cada uno de ellos de acuerdo a quiénes somos y cuáles son nuestras propias y particulares circunstancias. De eso se trata, de hacernos cargo de cada uno de ellos ponderándolos según seamos nosotros y sean nuestras circunstancias. ¿Quiere hacer lo mismo un hombre de 30 años que uno de 60?, ¿puede hacer lo mismo un millonario que un “mileurista”? ¿DEBE hacer los mismo un soltero que un hombre casado y con cuatro hijos?; ¿Quiere, puede y debe hacer lo mismo un pikolero que vive en Europa a uno que vive en Sudamérica?

Definámonos, primeramente, a nosotros mismos y definamos, luego, nuestras circunstancias de vida. Sobre el resultado obtenido apliquemos, entonces, los factores de corrección que nos entregan los ya consabidos “¿qué quiero hacer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo hacer?”. Cuando encontramos en nosotros una línea recta, una línea coherente, una línea intelectual y espiritual que se hace cargo de cada uno de esos tres imperativos, uno empieza a posicionarse, frente a la vida y el futuro, con cierta calma y serenidad… lo anterior, no porque la decisión a que nos lleve esa línea coherente y proyectada hacia adelante, sea, esencialmente, la correcta; sino porque la dirección vital que le da nacimiento es la correcta… porque es una solución que nace en nosotros y se aplica a nuestras circunstancias, y no una solución que surge de nuestras circunstancias y se aplica en nosotros. Encontrar la tranquilidad sobre nuestro futuro, en lo exterior, es una alternativa destinada al fracaso, no existirán tantas hectáreas de tierra, toneladas de comida y arsenales de armas que puedan comprar nuestra tranquilidad (y, ojo, que no digo que no sean necesarios). Pero para lo que nos importa, la coherencia que nos lleva al equilibrio y la ecuanimidad va, necesariamente, en el camino contrario; desde el interior para con el exterior, y en ese punto lo que resulte del axioma lo que quiero, lo que debo y lo que puedo (según soy yo y según son mis circunstancias) deben tener un encadenamiento, de tal manera lógico y metódico, que impida que frente a los más simples o extremos sucesos nos encontremos tomando decisiones que son: las que quiero y puedo , pero no las que debo ; que son las que quiero y debo, pero no son las que puedo; o, aun, son las puedo y debo, pero no son las que quiero. Frente al peak oil, más que nunca, debemos estar preclaros y adelantados en las decisiones que adoptemos para nuestras vidas, cualquiera sean ellas. Para que esas decisiones nos entreguen tranquilidad y confianza deben ser las que queremos, las que debemos y las que podemos tomar. Esos tres puntos cardinales de la psique, deben hoy, mas que nunca, proyectar una línea recta que sea guía y norte, que nos señale la dirección sobre las que hemos de avanzar, donde fijemos nuestras metas y nuestros pocos sueños, donde se redoblen nuestras fortalezas y callen nuestros temores. Esa línea trazada y proyectada, por nuestra mente y nuestro espíritu, sobre el quiero, el debo y el puedo, será el haz de luz que nos muestre el camino y el porvenir, ahí, donde todas las noticias y todos los gráficos del mundo nos digan que no hay ninguno.

Parroquiano (Ex-Anónimo del Sur)



lunes, 18 de marzo de 2013

Fuerteventura en el corazón


Queridos lectores,
 

Este fin de semana lo he pasado en Fuerteventura, a donde acudí invitado por el Cabildo Insular para participar en un acto convocado por la plataforma en contra de las prospecciones petrolíferas que Repsol va a iniciar en la zona y en favor de un nuevo modelo renovable. Bueno, decir que "he pasado" allí el fin de semana es exagerar, ya que no llegué a estar en la isla ni 20 horas, y para mi desgracia no pude visitar nada. Me quedó, eso sí, una muy grata impresión del puñado de personas que se juntaron allá esos días, y a los que me encantaría agradecer nominalmente su increíble disposición y actitud si fuera capaz de recordar los nombres de todos: Izaskun, Jesús, Álex, Paco, Toñín o el fruti, Judit, Lucía, Bruno... Gente que después de mi extensa y, por qué no decirlo, quizá demasiado técnica ponencia, tuvo ánimos e interés en preguntar y discutir después, seguir haciéndolo durante la cena allí mismo - con la pobre Carmen teniendo que hacer horas extras en parte por mi culpa- y no contentos con ello volver a la sala y sentarse y hablar y discutir durante horas - yo me retiré a las doce de la noche, pero aún siguieron hasta las cuatro y media de la mañana... y a las diez de la mañana estuvieron de vuelta para escuchar al Gustavo Duch.

Mi ponencia fue dura, desarbolante - como suelen serlo las mías. No hay futuro en la energía no renovable, y la renovable no podrá cubrir el actual nivel demanda ni de lejos - lo que aquí mil veces se ha discutido... En la discusión posterior surgió una crítica habitual a mis charlas: "no has hablado de soluciones". No he hablado de soluciones porque no las conozco. Y en parte no las conozco porque no las hay de carácter global. Como quedó claro en la discusión posterior, hay que conocer bien la idiosincrasia de cada zona para saber qué soluciones se tienen que implementar en cada lugar. Y el caso de Fuerteventura es paradigmático.


Fuerteventura es una isla extraordinaria desde muchos puntos de vista. Los vientos alisios la azotan la mayor parte del año y de manera muy constante, lo que es bueno desde el punto de vista del aprovechamiento de la energía renovable, y malo desde el punto de vista de la erosión de la tierra. Es una zona con buena insolación, por su situación tropical, que es bueno para el aprochamiento de la energía solar por dispositivos humanos y por las plantas, pero falta el agua. Es terreno volcánico, fértil para las plantas y con buen potencial geotérmico. Pero muchos campos de cultivo están abandonados con el espejismo de la construcción y el modelo turístico BAU que predominó años atrás, y eso favorece aún más el avance de la desertificación. La isla es ahora muy vulnerable en términos alimentarios y precisa del fuel para algo tan crítico para la supervivencia como es desalar el agua; sin embargo, bien explotados sus recursos la isla podría prosperar en un mundo post-colapso, si garantiza su suministro de algunos materiales fundamentales...


Como ven, es un puzzle complicado y al tiempo un desafío apasionante. Un gran potencial de futuro con algunos aspectos críticos a resolver, y todo el trabajo por hacer. Gente como yo podemos dar algunos trazos generales, pero la clave de la construcción del futuro de lugares como Fuerteventura la tienen las gentes que allí viven y que conocen y aman su territorio. Yo sólo les puedo desear, de todo corazón, buena suerte a aquella buena gente.




Por cierto que a la vuelta me he encontrado algo de guano de troll, dado que por un descuido dejé abierta la cancela. Ya lo he eliminado; espero que no les ofendiera demasiado su nauseabundo olor. No volverá a ocurrir porque a partir de ahora la dejaré cerrada permanentemente, lo cual implicará que los días que esté de viaje -cosa que va a pasar frecuentemente en las próximas semanas- sus comentarios pueden tardar más tiempo de lo habitual en salir publicados. Siento los inconvenientes, pero dado el nivel de acoso actual no puedo hacer otra cosa.

Salu2,

AMT