martes, 26 de noviembre de 2013

Horizonte 1515



Queridos lectores,

Ayer tuve la ocasión de participar en un panel de expertos sobre temas energéticos organizado por el Ayuntamiento de Figueres dentro del marco de un proyecto Interreg en el cual este ayuntamiento participa. Las aproximadamente 30 personas que allí nos encontramos discutimos sobre el futuro de Figueres y, en suma, de la energía para las próximas décadas, ya que el objetivo era imaginar la Figueres de 2050. La divergencia de opiniones no fue excesiva, aunque claramente yo me desmarqué del discurso moderadamente tecnooptimista que fue la tónica general. Como destacó uno de mis compañeros del grupo de discusión, llamó la atención la nula mención al problema del cambio climático por parte de los cinco grupos en los que se estructuró el trabajo, cuando oficialmente los objetivos del proyecto se orientan a la seguridad en el suministro y a la lucha contra el cambio climático. De hecho, todo el mundo pensaba solamente en la seguridad del suministro, y a pesar de su gravedad el tema climático fue relegado a un puesto aún menos que secundario. Una buena parte de los asistentes expresaba su frustración, cuando no ira contenida, contra las fuertes medidas regulatorias del Gobierno español que están destruyendo el sueño renovable, y apostaban sin ambages por una Figueres 100% renovable, y, pásmense ante las palabras, "autogestionaria", "igualitaria", "supervisora que evite la formación de lobbies" e incluso "que fuerce a que el capital de Figueres se invierta en proyectos de Figueres" (sin que oyese yo mención alguna a la rentabilidad de esa inversión). Como yo les hice notar, con ese discurso estábamos poniendo en cuestión las bases del capitalismo tal y como se le entiende ahora (plenamente contradictorio con el desarrollo de líneas y modelo de negocio renovable con orientación perfectamente tradicional defendidos allí). Es obvio que la industria de las renovables está sometida a un fuerte estrés que la lleva a cuestionarse las bases mismas del ideario económico y social en que se basa nuestra sociedad; exponente último de ese estrés fue la mención que hizo un grupo, en una cadena sin solución de continuidad, a la necesidad de "progreso tecnológico" (para que las renovables cumplan nuestras expectativas, sea ello viable o no), "la necesidad de investigación científica independiente" (?) y ya, en el colmo del delirio conspiranoico, "que las grandes compañías liberen los secretos sobre sistemas de generación eficaces que esconden". Nos quedamos a un paso de sacar nuevamente el espantajo del pobre Nicola Tesla en procesión.

Para mí lo más significativo fue que todo el mundo tenía claro que la principal preocupación era asegurar el suministro energético. Es normal: el declive energético ya está aquí y por lo que parece es lo suficiente  pronunciado como para que quienes trabajan en empresas del sector lo perciban como un problema grave y actual. Delante de él, el BAU sólo tiene una respuesta: la huida hacia adelante. Quememos la Tierra. Eso explica que países como Alemania, EE.UU. y China estén manteniendo el tipo a nivel económico al tiempo y no casualmente que queman cada vez más carbón, hasta el punto de que este combustible fósil, explotado desde hace más tiempo y el más contaminante, está a punto de desplazar al petróleo como primera fuente de energía a nivel mundial.

Y es que el petróleo no está presentando sólo síntomas de agotamiento, sino que este agotamiento parece ir más deprisa de lo esperado. Hace poco, Manuel Casal Lodeiro introdujo un slogan potente que podría acabar convirtiéndose en meme: "En tan sólo 15 años (2029-2030) apenas nos quedará el 15% del petróleo del que actualmente difrutamos, medido en términos de energía neta". Se basa Manuel en una reciente conferencia de Daniel Meadows sobre el futuro de la producción de petróleo, que se estima que rondará el 50% del nivel actual hacia el año 2030; si se introduce la Tasa  de Retorno Energético (TRE) de las fuentes utilizadas, cada vez más costosas, resulta que en realidad la energía neta será sólo el 15% de lo que es ahora. El meme se podría resumir como "Destino 15/15" o simplemente "15/15".

Un decaimiento del 85% de la energía neta del petróleo en sólo 15 o 16 años es realmente muy brusco, y algo alejado de las estimaciones que yo ofrecía en el post "El Ocaso del Petróleo"; en aquel caso, partiendo del escenario central de la edición de 2012 del informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y poniendo parámetros realistas para el aprovechamiento de las diversas fuentes obtenía la siguiente gráfica (sacada de aquel post) para una evolución más o menos realista de la energía neta que nos ha de proporcionar el petróleo:




De acuerdo con este gráfico mi estimación de la caída de la energía neta de aquí a 2030 es de un escalofriante 45%, pero queda lejos del 85% que nos propone Manuel. Sin embargo, yo suelo destacar en las charlas que esta gráfica se consigue quitando sólo la primera capa de maquillaje de la gráfica de evolución que nos propone AIE, y que una evaluación más realista de los recursos podría arrojarnos un escenario más tenebroso aún. Algo parecido a lo que la propia AIE nos indicaba en su último informe, con una gráfica clave que está enterrada en medio de un montón de páginas:
La gráfica aquí arriba nos indica cómo espera la AIE que evolucione la producción de todos los líquidos de petróleo (petróleo crudo y todos los demás sucedáneos a los que lo asimilamos) con la excepción de los Líquidos del Gas Natural (NGL por sus siglas en inglés, cuya consideración de "petróleo" resulta más que discutible, en realidad) bajo un escenario bien concreto: "si no se produce la inversión adecuada". Como se ve, el drama estaría servido: la AIE espera que la producción en volumen caería a un 15% en 2035, que es mucho peor que lo que nos dice Manuel, ya que él habla en contenido de energía neta (y que sería en este caso menos del 4%, es decir, prácticamente inexistente comparada con lo actual) a expensas, eso sí, de contabilizar también la contribución de los NGL. Piensen que lo que se dice no es tan remoto o improbable: un posible escenario de colapso económico creciente por la incapacidad de las economías (y no sólo las occidentales) de adaptarse a precios crecientes de la energía llevaría a la imposibilidad de rentabilizar la  inversión en nuevos yacimientos, demasiado costosos para que nos los podamos permitir, y a disminuir aún más la producción. Así las cosas, en 2030 la energía neta proveniente del petróleo puede estar en cualquier lugar entre el 55% que me resultaba a mi y el 4% que se podría deducir de esta gráfica del último informe anual de la AIE en el peor escenario posible (no inversión). Por tanto, el meme "15/15" representa un punto intermedio entre esos dos extremos, y al margen de su precisión numérica está claro que sintetiza de manera óptima la profundidad, gravedad y urgencia del problema del rápido ocaso del petróleo.


El meme es afortunado, además, porque resuena con uno que machaconamente se repite desde las instancias políticas europeas. Y es que la Unión Europea, consciente de los grandes retos a los que tiene que enfrentarse el Viejo Continente (y en realidad todo el mundo) en los próximos años ha acuñado su propio meme que resume sus objetivos estratégicos a medio plazo: Horizonte 2020, que deriva del antiguo Objetivo 20/20. Inicialmente diseñado para luchar contra el cambio climático, el Objetivo 20/20 se formulaba así: "De aquí a 2020 Europa producirá el 20% de su energía primaria (no sólo eléctrica) usando fuentes renovables y reducirá sus emisiones CO2 en un 20% respecto a los niveles de 1990". Esta fuerte apuesta de la UE se ha ido convirtiendo progresivamente en un proyecto de mucho mayor alcance y que afecta a todos los ámbitos económicos de la Unión, y es ahora la gran propuesta europea para acabar con la crisis y recuperar el liderazgo internacional: es el denominado Horizonte 2020. Horizonte 2020 incluye el Objetivo 20/20 (sintetizando los dos 20% del objetivo con el año 2020) pero va más allá, buscando promover la eficiencia, la innovación y la competitividad para relanzar el proyecto y la economía europea en un mundo en crisis.

Delante del tecnooptimismo injustificable de la UE con su Horizonte 2020, Casal Lodeiro nos recuerda que la validez inexorable, inevitable del Destino 15/15: en 15 años el petróleo sólo nos dará el 15% de la energía que tenemos ahora. En analogía al Horizonte 2020, no aceptar ni entender esto podría implicar que nuestro horizonte sea, abusando de la analogía, el año 1515.


El Destino 15/15 es el mayor reto al que tenemos que hacer frente durante los próximos años: el 15% de la energía neta del petróleo actualmente disponible representa aproximadamente el actual consumo neto de energía sólo de los EE.UU. Mucho antes de llegar  a un valor tan bajo muchos países van quedar reducidos a consumos muy marginales, y en ese sentido España no está nada bien colocada. Substituir el petróleo no es nada fácil, y por eso mismo su carencia es una de las mayores losas a la recuperación económica ahora mismo. Comprender la profundidad y gravedad del Destino 15/15 y poner manos a la obra en la adaptación a él debería ser el eje central de las políticas europeas y de todo el mundo en realidad.


Salu2,
AMT

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