jueves, 16 de enero de 2014

La línea de Muy Alta Tensión (MAT): Rentabilidad energética, económica y ecológica





Queridos lectores,

Hace unos días se enterraba vivo con su coche un hombre en la localidad gerundense de Viladesens, en un desesperado intento de paralizar las obras de la línea de Muy Alta Tensión (MAT) que tiene que servir para mejorar la interconexión de la red eléctrica francesa con la española (su capacidad se doblaría prácticamente gracias a esta línea). La noticia ha puesto de actualidad una vieja batalla que se viene librando en diversos puntos de la geografía española, y en particular en la comarca donde yo vivo, contra esta gran infraestructura.

El activismo anti-MAT es similar al que se viene desarrollando contra otras actividades de gran impacto ambiental o social, como el fracking. Desde los medios de comunicación se suele caracterizar a los activistas como NIMBYs (acrónimo inglés de "Not In My Back Yard", "No en mi patio trasero", es decir, gente que protesta porque no quiere asumir las externalidades de una infraestructura necesaria para la sociedad y de la que ellos también se beneficiarían, simplemente porque pasa cerca de ellos); en suma, enemigos del progreso con una visión un tanto retrógrada.

La cuestión de la MAT, sin embargo, tiene muchos más vericuetos de lo que podría parecer en un primer momento, dado que es una instalación singular cuya pertinencia y utilidad, amén de su impacto, son ciertamente cuestionables. Dado que se trata de un asunto de cierto calado para España, he creído pertinente hacer un análisis para situar esta infraestructura en contexto.


¿Qué es la MAT?

La línea de Muy Alta Tensión (MAT) es un tendido aéreo de 400 kilovoltios (KV) de tensión en corriente alterna trifásica. Esta tensión es superior a la de los tendidos de alta tensión de primera categoría, que son los que se usan para el transporte sobre largas distancias y que no pasan de los 220 KV. Usar tales tensiones, que implican la construcción de infraestructuras más caras, sólo se justifica si se pretende transportar cantidades de energía más grandes de lo habitual y sobre distancias muy superiores (la energía disipada en el transporte decrece como el cuadrado de la tensión, así que duplicar la tensión respecto a las líneas de primera categoría supone reducir la disipación cuatro veces, o poder transportar la misma cantidad de energía una distancia cuatro veces mayor).

Según recuerdo de las informaciones de hace años, el proyecto inicial de la MAT (no he podido encontrar croquis para ilustrarlo) era el de una gran autopista eléctrica que entraría en España por los Pirineos Orientales, atravesaría Cataluña transversalmente en dirección a Madrid y hacia el centro de la Península se bifurcaría en dos ramales, uno hacia Portugal y otro hacia Marruecos. Se trataba, por tanto, no sólo de mejorar la interconexión entre España y Francia (actualmente del 3% de su consumo de electricidad, muy por debajo del 10% recomendado por la Unión Europea) sino además de dar la oportunidad a Francia de exportar sus excedentes de energía eléctrica (de origen principalmente nuclear) hacia países en expansión como Portugal y Marruecos. Conviene recordar que, contrariamente a lo que piensa mucha gente, desde hace casi una década el saldo neto de intercambio eléctrico entre España y sus vecinos es positivo para la primera, fruto de la enorme capacidad eléctrica instalada en España (lo que discutiremos un poco después).


Rentabilidad energética

La MAT es sólo una autopista para llevar grandes cantidades de energía eléctrica sobre muy grandes distancias. No estamos por tanto hablando de una fuente de energía sino simplemente de un medio de transporte de la misma. El proyecto de la MAT reposa en ciertas hipótesis sobre la generación eléctrica y la evolución del consumo y producción que el tiempo se está encargando de demostrar que son profundamente erróneas.

Como muestra el siguiente gráfico de Red Eléctrica Española (REE) en el año 2006 sólo Madrid, Barcelona, Gerona y Valencia eran zonas netamente deficitarias en producción eléctrica. El exceso de producción eléctrica sobre todo en la zona de Tarragona (gracias a sus centrales nucleares) y en Galicia (muy hidroeléctica) servían para compensar estos déficits.





La proyección que hacía entonces REE para el año 2016 no cambiaba netamente este panorama, a pesar del enorme crecimiento de la capacidad de generación eléctrica que ya estaba en marcha en aquella época. Tal crecimiento desaforado ha llevado a que en España haya actualmente una potencia de generación eléctrica instalada de 108 Gw, muy por encima del consumo medio, que es de unos 32 Gw de potencia media, y del pico de consumo, que se consiguió en Julio de 2008 en unos 45 Gw. Normalmente se recomienda tener entre un 50 y un 70% más de potencia instalada que de consumo punta, según las tecnologías que se empleen en el mix eléctrico, teniendo en cuenta que no todas las fuentes pueden producir todo el tiempo (por paradas de matenimiento, de recarga, falta de sol, falta de viento, menor volumen de agua embalsada, etc). Sin embargo, en España la potencia instalada es un 140% superior al consumo punta, lo cual es desproporcionadísimo. 

Tal desfase de potencia instalada se produjo en una época de bonanza económica en la que las perspectivas de futuro eran de un crecimiento sin límites; sin embargo, después de tres años de consumos eléctricos en ligero descenso está claro que en España sobra y sobrará durante mucho tiempo capacidad de producción eléctrica. Y no es previsible que la situación cambie puesto que la energía eléctrica es una energía especializada cuyo consumo aumenta cuando lo hace el de la fuente que realmente lleva la batuta de la actividad económica: el petróleo. Pensemos que, a pesar de sus ventajas técnicas, el coche eléctrico ni está ni se le espera, y mucho menos se pretende tener maquinaria pesada eléctrica (inviable dada la baja densidad energética de las baterías). Así las cosas, al bajar la disponibilidad de petróleo se encarecen las materias primas (el precio del petróleo repercute en el coste de extracción y de transporte de las mismas) y se encarece también el transporte y distribución de mercancías finales, lo que en suma hace bajar el consumo, profundiza la crisis y disminuye la actividad económica, y de rebote hace disminuir el consumo de otras fuentes de energía subsidiarias y en particular de electricidad. Por tanto, España está abocada a tener excedentes eléctricos por muchos años y, lo que es peor, estos excedentes serán crecientes a medida que la crisis económica inevitablemente se agrave.

En este contexto, está claro que España no necesita trazar una gran autopista para transportar los excedentes eléctricos franceses sino reforzar su propia red interna para redistribuir sus propios excedentes y eventualmente exportarlos. Se podría pensar que el eje que supone la MAT podría usarse como ese canal interno para la redistribución de electricidad en España; sin embargo, desde el punto de vista de la producción y distribución local se trata de una infraestructura tremendamente  sobredimensionada: la potencia que transporta la MAT es entre 10 y 30 veces el consumo en áreas como la de Gerona. Además, la MAT es una estructura proporcionalmente más costosa no sólo de instalar, sino también de mantener en el largo plazo, especialmente cuando la fuerza motriz basada en combustibles fósiles comience a escasear.

Desde el punto de vista energético y de la robustez, y pensando en el inevitable descenso energético, lo conveniente sería tener una red formada por líneas de menor potencia, capaces de integrar fuentes de generación locales y con cierta capacidad para los intercambios con otras subredes sobre todo a corta distancia; tal tipo de red es más resistente a las interrupciones o problemas de suministro, que tienden así a ser más localizados. Por el contrario, una red vertebrada sobre líneas de alta potencia requiere mantener un aporte de potencia continuo y un fallo en una pequeña parte de la red se extiende a toda ella con rapidez, haciéndola más frágil. Tenemos que pensar que el modelo de grandes redes (no sólo eléctricas, sino la globalización de la producción, el just in time, etc) es hijo de la época de la abundancia energética, sin una gran disponibilidad de energía es intrínsecamente inestable y, a partir de un cierto nivel de descenso energético, se vuelve directamente inviable. No deja por tanto de ser paradójica toda la propaganda torticera que se ha hecho de la conveniencia de la MAT como vehículo para dar estabilidad a la red; incluso en las comarcas de Girona se llegó a justificar esta infraestructura para poder soportar el AVE (obviamente el AVE necesita una instalación de alta tensión propia, pero como se ha podido comprobar se ha podido poner en marcha sin necesidad de la MAT).

Rentabilidad económica

El modelo de negocio inicial era el de una gran autopista de exportación de energía eléctrica francesa hacia Marruecos y Portugal, en la que REE ganaría un suculento porcentaje por el peaje. Sin embargo, este modelo de negocio se muestra claramente superado por los acontecimientos de los últimos años, y sólo la inercia en las decisiones de la que también adolecen las grandes empresas hace que aún no se reconozca que el proyecto debería ser repensado completamente.

Tenemos por una parte los excedentes eléctricos españoles, que ponen en cuestión favorecer el transporte de más electricidad todavía de allende nuestras fronteras cuando España podría y debería aspirar a suministrar a nuestros vecinos del Oeste y del Sur a partir de su producción propia, lo cual podría conseguir con mucho menos costes de infraestructura tanto en instalación como en mantenimiento.

Por otra parte, Portugal está sumida en una profundísima crisis económica y al igual que en España el consumo eléctrico decrece en el país luso, lo cual cuestiona el tamaño del mercado potencial en aquel país, mientras que Marruecos no está en una expansión tan rápida como para justificar incrementar la interconexión submarina. Una completa reevalución del potencial de mercado parece completamente necesaria.

Y por último está la situación en Francia. Así como hace 10 años parecía que Francia tendría electricidad para iluminar media Europa, últimamente la abundancia eléctrica nuclear francesa está en cuestión justamente por sus problemas para suministrarse el preciado uranio. Esto podría llevar a los promotores de la MAT a pensar que quizá la infraestructura podría aún aprovecharse, pero en sentido contrario: recogiendo los electrones sobrantes en España y llevándoselos a los franceses. Sin embargo, de nuevo no hace falta una infraestructura tan grandiosa para este cometido, de no ser que piensen que realmente España se va a convertir en el principal suministrador externo de Francia. Se tiene que tener en cuenta además de que las tendencias económicas en Francia son peores que en otros países de la UE, inclusive que en España, con el índice PMI manufacturero galo en mínimos de los últimos meses. Dado que en Francia hay una mejor comprensión de que los déficits comerciales son veneno para la economía nacional resulta bastante más probable que Francia opte por el ahorro y la austeridad energética antes que por incrementar enormemente sus importaciones de electricidad desde España, como de hecho corroboran los decretos sobre ahorro eléctrico que fueron promulgados recientemente. Así que tampoco es evidente que se vaya a hacer un negocio tan fabuloso por el lado de la exportación a Francia, y quizá una infraestructura más modesta para ese fin sería más fácil de rentabilizar.



Impacto ambiental

Como cualquier gran infraestructura, la MAT tiene un impacto paisajístico y ambiental no despreciable, con algunas particularidades en algunos aspectos muy poco deseables. Se trata de una infraestructura de gran longitud (algo más de mil kilómetros) que requiere una instalación en un nuevo corredor, pasando por algunas zonas que ya tienen muchas servidumbres (por ejemplo, en el caso de la zona nordeste de Cataluña donde yo vivo existen ya la autopista AP-7 y el AVE que circulan por trazados que siguen la misma dirección; pero el trazado de la MAT no se va hacer coincidente con ellos, con lo que se aumenta el impacto). Además del impacto paisajístico la presencia de la línea puede afectar a las especies animales de la zona, especialmente a los pájaros.

La MAT atravesará amplias masas boscosas, lo que implicará desbrozar amplias franjas de varias decenas de metros para evitar la proximidad de la línea a la copa de árboles con posibles descargas, y para garantizar el paso de maquinaria para las tareas de mantenimiento y reparación. Como en todas las líneas de alta tensión, a pesar de esta franja desarbolada existe un cierto riesgo de que la infraestructura origine incendios si en determinadas condiciones de humedad, polvo en suspensión, electricidad estática, viento, etc se produce alguna pequeña chispa que pueda prender sobre la hierba o matorrales y se acabe extendiendo a las zonas boscosas conlindantes, lo cual es motivo de preocupación especialmente en varias de las zonas afectadas por el trazado de la MAT donde los veranos son muy cálidos y secos y con alto riesgo de incendio. Se tiene que recordar que esta infraestructura atraviesa por ejemplo el Parque Natural de l'Albera.

Las líneas de alta tensión están también asociadas con la incidencia de determinados tipos de cáncer asociados a la emisión de radiación electromagnética de baja frecuencia. Es conocido la radiación electromagnética de baja frecuencia aumenta la incidencia de leucemias infantiles y cánceres cerebrales en los adultos, y aunque algunas revisiones epidemiológicas muestran clara evidencia al respecto la Organización Mundial de la Salud se resiste a hacer recomendaciones en ese sentido por su alto impacto en la industria y por la baja incidencia general de estas patologías. Generalmente estos problemas no presentan una gran incidencia debido a que las líneas de alta tensión no pasan cerca de núcleos habitados, aunque en el caso de la MAT su trazado le hace pasar cerca de algunas masías. Se han constatado más casos sobre todo de leucemia asociados a las subestaciones de transformación, en parte porque el proceso de transformación implica mayor emisión de radiación y en parte porque suelen estar más cerca de los núcleos de población donde se hace la distribución final. Existe también cierto riesgo de concentración de partículas nocivas alrededor de las líneas, incluyendo gases radiactivos. En todo caso, se trata de los mismos problemas que se presentan con cualquier otra línea de alta tensión, solamente que en este caso, al tener mayor potencia, podrían tener una magnitud mayor.

Conclusiones

Como hemos visto, las previsiones con las que se proyectó la MAT no se ajustan al nuevo escenario económico y seguramente a día de hoy se trata de una infraestructura sobredimensionada y difícil de rentabilizar. Peor aún, el modelo de la MAT es un modelo BAU que seguramente no tiene sentido ya y que nos aleja del objetivo de aumentar la resiliencia de España. Se suele decir que desde el punto de vista eléctrico España es prácticamente una isla puesto que sus intercambios transfronterizos son relativamente pequeños, y aunque eso es cierto no es malo per se, y más aún en el escenario de descenso energético al que nos veremos abocados.


El mayor problema con la MAT, como con cualquier gran infraestructura, es que la decisión de construirla fue tomada hace mucho tiempo en otro escenario económico y con otras previsiones de futuro, y ahora es muy difícil frenar un proyecto tan grande con toda la inercia que lleva, los compromisos de construcción adquiridos con los licenciatarios de las obras, etc. Incluso aunque sea un sinsentido económico lo más probable es que la obra siga adelante para ser finalmente infrautilizada o no utilizada en absoluto. Además, las directivas europeas que piensan en una gran red eléctrica europea obligan a aumentar la interconexión, y más aún en cumplimiento de los objetivos del Horizonte 2020 (aunque como comentamos en su día sea bastante más verosímil un Horizonte 1515). Por tanto, lo más probable es que esta obra siga adelante hasta que se produzca el colapso de la sociedad o un cambio revolucionario en la mentalidad de sus gentes.


Salu2,
AMT

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