lunes, 25 de abril de 2016

Distopía IX: El fin del dinero (II)




[Nota: Los personajes que aparecen en este relato son completamente ficticios, y no se refieren a ni están inspirados en personas reales actuales o pasadas]

[Enlace a la primera parte de este relato]

Rick Evergreen miraba a los consejeros a los ojos, de uno en uno, con esa expresión de perplejidad que da cierta superioridad intelectual y que parece estar diciendo "¿De verdad que no lo pilláis?". En vistas de que efectivamente, no, no lo pillaban, decidió seguir con su lección.

- Durante los primeros años, la implantación del sistema de dinero electrónico fue progresiva; incluso se podría decir que lenta. Pero gracias a la conveniente propaganda, aderezada con noticias fabricadas a conveniencia, todo ello difundido masivamente en los medios de comunicación, no hubo una oposición significativa. Una buena inyección de dinero en el proyecto, algún que otro gobierno, ejem, reemplazado, y hacia la segunda mitad de los años 20 el dinero electrónico había reemplazado al dinero físico en todo el mundo. Este cambio trajo muchos cambios sociales y al mismo tiempo favoreció una concentración de capital como nunca antes en la Historia de la Humanidad se había observado.

Koplack resopló con impaciencia: 

- No hemos venido a que nos den una clase de Historia, y menos teniendo como tenemos las calles en llamas ahora mismo.  

- Aquí se equivoca, Sr. Shund. - dijo Rick, sorprendiéndose a sí mismo por el tono sosegado que estaba usando, como si le estuviera hablando a un niño que pregunta inocentemente una cuestión que le sobrepasa (ya que en el fondo era eso) - Pues de nuestra falta de comprensión de la Historia y del significado profundo de nuestras acciones se deriva que ahora el orden establecido se esté subvirtiendo. Pero, le ruego, permítame que profundice en la cuestión que está en la raíz de nuestros males actuales.

Koplack también estaba sorprendido por la meliflua amabilidad que repentinamente había adoptado Evergreen. Su instinto le avisaba de que algo iba mal, de que de alguna manera Rick Evergreen se había hecho con el control de la situación, pero no acertaba a ver el qué. Calló, los músculos de la mandíbula tensos, esperando a ver por dónde iban a ir las elucubraciones de su oponente. Para su desgracia, sus pensamientos resultaron demasiado evidentes para Evergreen, que no pudo evitar reprimir una media sonrisa sarcástica. Y continuó con su clase magistral:

- Ya saben y han leído miles de veces sobre los cambios sociales que fueron favorecidos con el cambio al dinero electrónico. Debido a la creciente concentración de la actividad en grandes conglomerados industriales (favorecida por el peak oil, como luego les mostraré) las clases asalariadas acabaron trabajando para uno u otro holding, los cuales siempre estaban presididos por un banco; y pasaron de recibir obligatoriamente su nómina en ese banco a centralizar en ese banco obligatoriamente todas sus transacciones, y de ahí al establecimiento de "tarifas planas salariales" según productividad. Ya saben: el holding se aseguraba de cubrir todas las necesidades básicas del trabajador, quien vive en un edificio de la empresa, recibe ropa, alimento, asistencia médica y educación para sus hijos que le proporciona la empresa, etc. El nivel de estos servicios garantizados dependían y dependen aún hoy en día, lógicamente, de la productividad del trabajador o asociación de trabajadores (matrimonio o de otro tipo): como muestran las tablas (comparadas en tres momentos, 2025, 2035 y hoy) los trabajadores más productivos pueden aspirar a servicios de más calidad y a servicios premium, en tanto que los trabajadores menos productivos se tienen que conformar con el paquete básico. lógicamente, la productividad exigible por trabajador ha crecido con el tiempo, de acuerdo con la evolución de la economía. La implantación de la "tarifa plana salarial" fue un gran avance empresarial: con ella se evita que los ciudadanos particulares tengan la tentación de capitalizar improductivamente sus excedentes salariales y gracias a ello se ha conseguido que el sistema financiero alcance su máxima eficiencia; de acuerdo con nuestras estimaciones, la productividad financiera es ahora un 317% de lo que sería sin la introducción obligatoria del dinero electrónico.

Rick se esperaba alguna interrupción en ese punto, pero se dio cuenta de que muchos de los consejeros estaban leyendo detalles concretos sobre la implantación del sistema que estaban contenidos en las transparencias de su presentación. Resultaba obvio que muchos consejeros desconocían, por juventud o por desinterés, la mayoría de los detalles del funcionamiento del sistema económico-social vigente. También era evidente que comenzaban a entender que para comprender por qué se estaba hundiendo el entramado social que hasta hacía 24 horas había funcionado tan perfectamente tenían que echarle como mínimo un vistazo a los datos en los que se fundamentaba éste, y que les iba presentando el propio Evergreen. Viendo la importancia que cobraba su propia posición, como guía en medio del caos, Rick no pudo evitar henchirse de vanidad, y tras carraspear levemente continuó:

- Con la implantación del dinero electrónico fue pronto evidente que era necesario sustituir el sistema político, por demás tremendamente corrupto (siempre aceptaba los sobornos que le dábamos) - todos los consejeros rieron de buena gana - Así que lanzamos el programa Prometeo, en el cual los holdings, cada vez mayores, fueron asumiendo la gestión colegiada de los servicios del Estado hasta la total y efectiva desaparición del mismo. Los estudios que se realizaron en aquella época, pagados por supuesto por nosotros y los otros holdings, demostraron que la eficiencia en la gestión se había mejora en más de un 84%, en tanto que el nivel de corrupción se había reducido a menos del 1%.

- Perdóname por mi ignorancia, Rick - la voz de Nicolas sonó suave y especialmente educada - pero, ¿cómo se miden la eficiencia en la gestión, o el nivel de corrupción? Quiero decir: cuando dices que la eficiencia en la gestión mejora un 84%, ¿qué es lo que aumenta?

- Es normal no tener todas las definiciones en la cabeza, Nicolas, no tienes de qué disculparte - dijo Rick con tono distendido - Los índices que mencionas, así como el resto de variables macroeconómicas, fueron ideados por una comisión académica escogida por los gobiernos de la OCDE de acuerdo con el FMI y el BM, y vienen recogidos en el Anexo III de la documentación que os he entregado al comienzo. Estos índices, obviamente referidos exclusivamente a la actividad de nuestro holding, son revisados de acuerdo con el Protocolo de Malmö de 2020 y se actualizan cada año.

- Hasta el año 2040 - apuntó bruscamente Manuel 

- Hasta el comienzo del Lustro Negro, sí - dijo Rick con cierto desagrado.

La mención al Lustro Negro provocó que la espalda de más de un consejero fuera recorrida por un rápido escalofrío. Entre otras cosas, porque les recordaba que quizá hacía ya algún tiempo que las cosas no iban cómo debían, quizá porque les hacía darse cuenta de que el desastre ya se anticipaba, quizá porque les sacaba de su menguante zona de confort y les ponía en frente de su responsabilidad, tan colectiva como colectivamente desdeñada. Desdeñada hasta ese día.

- En fin, como iba diciendo, en 2032 el último de los gobiernos (el de Albania, un pequeño predio europeo) desapareció del mundo. A partir de ese momento la gestión de todas las necesidades de los ciudadanos corrió a cargo de los holdings, que cada vez eran menos debidos a las fusiones y absorciones de esa década; ya saben, los "Excitantes años 30" - algunos de los consejeros de mayor edad, e incluso el propio Koplack Shund, no pudieron evitar esbozar por un momento una mirada nostálgica y soñadora evocando la que había sido la última época dorada del mercado financiero - Uno de los efectos positivos de la vorágine de los "Excitantes años 30" es que permitieron simplificar considerablemente el excesivamente complejo y diversificado tejido empresarial, concentrando la actividad en un menor número de empresas que, gracias a las economías de escala, consiguieron mejorar su productividad hasta valores nunca vistos - pueden comprobarlo en la documentación aneja, desglosada por sectores; en resumen, verán que las mejoras en productividad van desde un 700 hasta 1300% - los consejeros pasaban hojas, verificando las cifras con gesto aprobatorio - En virtud de los acuerdos de gestión suscritos con los antiguos Estados por los holdings, es decir, nuestra empresa y sus pares, éstos poseían una efectiva capacidad normativa que sustituía a la defectuosa y voluble actividad legislativa de los antiguos parlamentos nacionales. De este modo, se aprobaron una serie de normas que, en la práctica, dejaban bajo el control de los holdings cualquier nueva actividad empresarial que pudiera surgir; de esta manera se garantizaba que la alta productividad industrial, que tanto había costado conseguir, no se veía deteriorada por aventuras individuales sin fundamento ni futuro. 


- Éste ya no es el siglo de las aventuras, sino el de la seguridad - dijo Nicolas.

- Efectivamente, Sr. Hollande, ése fue el slogan con el que publicitamos la adopción de las denominadas "Recomendaciones al mercado para la garantía de la productividad" - dijo Rick, no pudiendo evitar cambiar ligeramente el tono al pronunciar "recomendaciones": todo el mundo sabía que las tales "recomendaciones" eran de obligado cumplimiento, y que desafiarlas te abocaba a un infierno de pleitos y sanciones delante de los (también cínicamente denominados) Tribunales del Libre Mercado.


- A partir de aquí - prosiguió Rick Evergreen - el proceso se aceleró. Los "Excitantes años 30" fueron una vorágine de compras, absorciones y fusiones entre los holdings, un proceso que fue en crescendo hasta alcanzar su clímax en el 2039, el año en que el United y su único competidor en ese momento, el National, llegaron a un acuerdo de fusión. Desde entonces - Rick le dedicó una significativa mirada a varios consejeros, Nicolas entre ellos - nos sentamos juntos en la misma mesa.
 
Dado lo teatral de la pausa que hizo en ese punto Rick, hubo un gregario y decidamente estúpido aplauso por parte de los consejeros. No tenía nada de extraordinario, en realidad: cuando se presentaban los balances de los años 30 y se concluía con el episodio de la hegemonía de United era prácticamente una costumbre el aplaudir rabiosamente; era un gesto tan habitual que los consejeros respondieron al estímulo de la manera previsible, a pesar del abismo entre el contexto del momento y todos los anteriores. Todos batían ruidosamente las palmas, como si saludasen el final de una representación emocionante con un final feliz, cuando en realidad sólo se les estaban presentando los primeros compases de su propia tragedia. Sólo dos consejeros habían omitido su apoyo al espontáneo aplauso: el propio Rick, que miraba la escena con perplejidad, como si estuviera en medio de un espeso sueño o una tenue pesadilla, y Manuel, que miraba a todos pero especialmente a Rick con el gesto serio.

La cabeza de Manuel le daba vueltas, probablemente por la falta de sueño. Hacía unas horas Manuel y Rick habían estado discutiendo el contenido de la presentación, una presentación que aquellos idiotas aplaudían sin saber que era en realidad el epitafio de United, de la economía de mercado y de la civilización. Aunque todo había comenzado hace tiempo: Manuel, con su veteranía y su olfato para el mercado, llevaba años detectando que alguna cosa no funcionaba bien, y había encargado a sus mejores hombres y mujeres el análisis en profundidad de la situación del holding. Les había llevado muchos años escarbar en los datos y sacarle algún sentido a la situación, y cuando al final habían llegado a la conclusión habían elaborado un informe que había hecho llegar hacía meses a Rick. La misma noche que Manuel envió a Rick el informe, el consejero delegado de United  le llamó por una línea segura. La conversación había sido bastante breve; Rick era un tipo inteligente y había comprendido no sólo el contenido del informe sino también la verdad terrible que revelaba tras ojearlo brevemente. Quedaron en verse al día siguiente, aunque eso suposo para Rick 18 horas de viaje. Desde entonces, Rick y Manuel habían trabajado codo con codo, contrarreloj, para evitar la situación que se había desencadenado el día anterior. La triste conclusión y la única lección a extraer era que no se puede corregir un error de muchos años en unos meses.

Koplack Shund fue el primero en dejar de aplaudir (había sido arrastrado también por la ovina mayoría) al percibir en la mirada y en el semblante de los dos hombres que había algo más, que sabían algo grave que obviamente callaban, más allá del triunfalista discurso oficial. Quizá fue su áspera voz, o quizá su pregunta, lo que hizo que todos los aplausos pararan de golpe.

- ¿Qué más hay, Sr. Evergreen? ¿Qué nos están ocultando Vd. y el Sr. Fernández de Córdoba? - dijo Koplack.

Koplack Shund no se refería prácticamente nunca a Manuel por su rimbombante apellido de lejanas connotaciones bélicas: se conocían desde los primeros años de la universidad y tenían una amistad sincera, a pesar de la diferencia de caracteres y de opiniones. Koplack sólo se refería a Manuel por el apellido cuando estaba enfadado con él por algún motivo, y las broncas entre Koplack y Manuel, aunque infrecuentes, eran épicas; aún se contaban muchas anécdotas sobre los desperfectos en el mobiliario de una sala de reuniones que databan de la última disputa. Todos los consejeros lo sabían y por ese motivo se instaló un silencio gélido en la sala. Los consejeros contenían la respiración, los músculos tensos:

- Koplack, por favor, por favor, te lo ruego - la voz de Manuel tenía un tono de súplica que ningún consejero, ni siquiera Koplack, había oído nunca - Las cosas no son lo que parecen. Deja que Rick se explique: hay una información fundamental que desconocéis. Llevo trabajando meses mano a mano con él y te aseguro que la cosa es mucho peor de lo que te puedes imaginar.

¿Manuel y Rick llevaban meses trabajando clandestinamente en un asunto de vital interés para la compañía? La perplejidad primero, y el horror después, se dibujaron en el rostro de Koplack Shund y su voz sonó más gritona que nunca, hasta rozar el ridículo.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué es lo que no nos estáis contando? - dijo Koplack.

- Pasa - dijo pausadamente Rick Evergreen, antes de que Manuel pudiera comenzar a hablar - que toda la historia que os he contado, que es la que siempre se ha contado en esta casa, es una enorme mentira. Pasa que llevamos décadas confundidos, pensando que disfrutábamos de una prosperidad económica sin límites cuando en realidad nuestro sistema económico se estaba muriendo. Pasa que nunca entendimos, y mucho menos aceptamos, lo que era el peak oil, qué eran los límites al crecimiento, y lo que significaban para nosotros. Y hoy es el día en el que todas nuestras faltas vuelven para pasarnos factura.


     


Antonio Turiel
Abril de 2016

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